Casa Cabo es un refugio que invita a quienes la habitan a convivir con las condiciones particulares de un entorno árido, de temperaturas elevadas, vientos secos y una vegetación endémica peculiar.
La casa nace sobre unas plataformas construidas con la misma tierra del lugar que van bajando suavemente junto a la pendiente del terreno.
Los muros de tierra compactada parecen emerger de la arena entre rocas y vegetación, soportando las armaduras de las techumbres, brindando privacidad al interior del espacio y enmarcando la vista hacia el mar.
Cuatro techos monumentales a dos aguas definen a la cubierta que parece levitar, siendo una pieza clave en la configuración de los cuatro programas de la casa y generando separaciones y jerarquías en cada uno de los espacios resultantes gracias a las diferentes alturas.
Entre los volúmenes se entretejen los diferentes jardines y pasillos hasta desembocar a un patio central interior que convierte el área publica en el corazón de la casa, rematada con la alberca que se entrelaza con el horizonte del mar.