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Entrevistas

No hay arquitectura neutral. Conversación con Andrés Jaque

No hay arquitectura neutral. Conversación con Andrés Jaque

27 noviembre, 2019
por Andrea Griborio | Twitter: andrea_griborio | Instagram: andremonida

Andrea Griborio: Es claro que tu no ves la arquitectura de la misma forma convencional que nos enseñan en las escuelas, ¿para ti que es la arquitectura?

Andrés Jaque: Durante mucho tiempo se pensó que el arquitecto “estilizaba” situaciones ya construidas, que en último término eran un poco irrelevantes. La arquitectura parecía hacer ver que las labores estéticas y formales eran independientes de cualquier otra cosa. Pero en realidad la arquitectura hace posible determinadas formas sociales, económicas e incluso determinadas distribuciones de poder. La responsabilidad del arquitecto es detectar cómo se pueden hacer más inclusivas y participativas esas economías, políticas y construcciones sociales.

AG: Uno pensaría que la arquitectura esta para ayudar a la sociedad a desarrollarse, ¿cómo es que impide determinadas formas sociales?

AJ: Es importante pensar que no existe la posibilidad de una arquitectura neutral, por ejemplo, cualquier tipo de vivienda favorece un tipo de relaciones y en asociación con otro tipo de factores contribuye a que determinadas formas de vida no sean tan propicias. Por ejemplo, durante mucho tiempo se han construido cierto tipo de viviendas enfocadas a cierto tipo de familias. Nosotros hemos estudiado diferentes casos donde, por ejemplo, una pareja que se separa cambia su estatus de relación y esto implica que una o las dos personas tengan que cambiar  de vivienda. Esta es una situación que es favorecida por una vivienda que impediría que se pueda dividir en dos o en tres, en donde cada persona pudiera vivir en su parte y los hijos compartidos y pudieran prácticamente abrir y cerrar las puertas y crear situaciones cambiantes. La arquitectura juega un papel al posibilitar determinadas sociedades e inevitablemente otras se quedarán fuera. Es por esto que es importante pensar en cuales son las que queremos favorecer y el asumir nuestra responsabilidad en esto, hace mas divertido nuestro trabajo. 

AG: ¿Cómo asumimos la responsabilidad de algo que puede ser impredecible?

AJ: Es cierto que las relaciones sociales son evolutivas y que la arquitectura tiene una evolución mucho mas lenta. Esto puede ocasionar que las arquitecturas que mejor se adaptan resulten más atractivas que las rígidas y a esto lo podríamos acompañar de otras cualidades como arquitectura mas transparente en sus procesos con posibilidades de evolución abiertas, de manera que cualquiera pueda entender como funciona y nosotros contribuir a transformarlas. Una arquitectura que incluye diversidad tiene más capacidad de evolución. Otra cosa muy interesante es que la arquitectura tiende a estar sobre-equipada: todos venimos de la formación que hemos recibido y en esta formación hay una gran insistencia en planear la arquitectura en términos funcionalistas: para un tipo de función, un tipo de arquitectura. Yo propondría superar este tipo de visión y que las arquitecturas desde el principio estén pensadas en multifuncionalidad y así un mismo dispositivo arquitectónico pueda ser buen aliado de muchas cosas diferentes.

AG: En el caso de ciertas infraestructuras de la ciudad, ¿cómo puede el arquitecto pensar no sólo en la función específica de la arquitectura sino en la multifunción, por ejemplo, de un hospital?

AJ: Desde el principio las situaciones tienen que ser inclusivas. Creo que todos pertenecemos ya a una generación de arquitectos en donde ya no nos extraña que un arquitecto en vez de considerarse un director de orquesta sea uno mas en la mesa de trabajo. Lo primero es organizar procesos de discusiones previas a la construcción: la acumulación de inteligencia suele generar situaciones más adaptativas. También es importante evitar la prisa por inaugurar un edificio y que las cosas se hagan por tanteos sucesivos. Esta es una idea que surgió en el mundo científico y que se llamó Principio de sucesión, parte de la idea de que cualquier cosa que fuese muy cara o lleve tiempo se podía escalar y hacer poco a poco. Los procesos que están gestionados así tienden a funcionar mucho mejor. Luego hay cosas básicas que tienen que ver con la escala de la ciudad, en los hospitales por ejemplo, hay una enorme lucha entre su funcionalidad casi industrial y su condición social. Convendría diseñarlos como ciudades, con un gran índice de usos, eso favorecería la adaptabilidad. Entonces, según la demanda, un hospital podría comportarse más como infraestructura residencial, por ejemplo, como en los hospitales universitarios.

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