16 marzo, 2023
por Diego Ávila
Espacioso y bien ubicado. Y por supuesto con servicios básicos. Pero, ¿casa o departamento? O más bien, ¿departamento sólo o con roomies? Eso dependerá del precio. Bueno, con que haya espacio para plantas, muchas plantas, y para mascotas también. Aunque, si nos alejamos un poco del centro, quizás el precio mejore, ¿no? Pero, ¿qué tan lejos es muy lejos?, ¿cuánto tiempo se hace al trabajo o a la escuela?, por cierto ¿habrá hospitales o parques cerca? Estas y (muchas) otras preguntas suelen inundar la cabeza de todos aquellos quienes están pensando en adquirir una vivienda por primera vez. Sin embargo, y tal como sucede con muchas otras actividades de la vida adulta (como declarar impuestos, o cocinar una comida de tres tiempos) escoger un sitio para vivir es algo que nunca nadie nos enseña.
Con esto en mente, el pasado mes de febrero abrió sus puertas el Museo Nacional de la Vivienda (MUNAVI). Iniciativa de Carlos Martínez Velázquez, director general del INFONAVIT, y dirigido por la arquitecta y artista Athenea Papacostas, el MUNAVI es el último integrante del pequeñísimo grupo de apenas media docena de museos dedicados al tema de la vivienda que existen en el mundo, y que se extiende sobre un área de casi 700 metros cuadrados de ‘La Casa de las y los trabajadores’, una obra póstuma de Teodoro González de León que fue inaugurada apenas el año pasado, y que funciona como anexo de las oficinas centrales del Instituto que, en 1974, concluyeran Teodoro y Zabludovsky sobre Barranca del Muerto.
Con una museografía realizada por RIWA (despacho responsable asimismo del diseño del MIDE y del Museo Banco de México), el MUNAVI ofrece una experiencia interactiva que busca que sus visitantes se interroguen sobre todo lo que forma a una vivienda. Más allá de la concepción de casa como cuatro paredes y un techo, el museo pone la lupa sobre temas como la seguridad jurídica, la comunidad que construimos en el lugar donde habitamos, la habitabilidad, el bienestar y el respeto a la identidad. Un equipo de mediadores ofrecen la posibilidad de tomar visitas guiadas, muy recomendables, para navegar estos tópicos de una mejor manera, y cinco pantallas táctiles cuestionan a los visitantes con sencillas preguntas: ¿Cómo te imaginas que será tu casa en el futuro?, ¿cuáles son los elementos indispensables que tu vivienda adecuada debe de tener?, ¿qué elementos consideras los más importantes para vivir en una ciudad?, etc.
Así, y más allá de la obligada línea del tiempo sobre la historia de la vivienda social en México durante el siglo XX, y la explicación de los diferentes tipos de vivienda que existen en el país, la experiencia del MUNAVI es una constante discusión sobre lo que implica habitar. Una discusión sumamente necesaria de tener, tomando en cuenta no sólo la tasa de urbanización del país que oscila ya por ahí del 80%, sino también el lugar primordial que ocupa el sueño de ‘ser propietario de una casa’ dentro el imaginario colectivo mexicano.
De este modo, y en adición a la exposición permanente del museo (que por cierto está dividida en seis ejes: ‘vivienda adecuada’, ‘Los espacios que habitamos’, ‘El derecho a la vivienda’, ‘Historia de la vivienda en México’, ‘Barrio y ciudad’ y ‘El futuro de la vivienda’), el MUNAVI cuenta asimismo con una sala de exposiciones temporales, con las que busca seguir explorando todos los aspectos que componen eso que llamamos ‘casa’. Para la inauguración del recinto, por ejemplo, se invitó a personas de todo el país a que prestaran un objeto que consideran representativo de su hogar. La muestra, titulada ‘Objetos que hacen hogar’, reúne así cosas tan particulares como fotografías, peluches o libros, como varios crucifijos, y un buen grupo de tortilleros. Un gentil recordatorio de que, aunque cada persona tenga su casa, habitar es algo que hacemos en común.