La Plancha. Mérida busca reconciliarse con el espacio público
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13 agosto, 2024
por Lorenzo Díaz Campos | Twitter: @lorenzodiaz | Instagram: lorenzodiazcampos
Nos deja Milá a sus 93 años, sin duda, uno de los grandes pilares del diseño catalán. Su vida vio la transformación de España y sus productos, sencillos e ingeniosos, han cambiado el panorama de la vida doméstica y urbana de muchas personas.
Nacido en la España que entraría en la guerra civil y luego en la dictadura, Milá ha vivido en carne propia la historia misma. De cuna aristocrática, fue el octavo de nueve hijos y abandonó los estudios de arquitectura convencido que ese no era el camino. Fue el primer diseñador contemporáneo español que no se formó como arquitecto, lo que le dio a sus creaciones un carácter muy especial. En primer lugar, una manufactura muy cercana a las tradiciones artesanales. Milá siempre imprimió a sus ideas esa sensación sencilla y humilde que la manufactura manual implica, aún así su pensamiento de vanguardia le llevó a crear productos atemporales de vigencia actual indiscutible. Milá decía que había que partir de una idea e irle quitando “lo que sobraba”, lo que hizo a sus creaciones sencillas y atemporales transfiriéndoles así su propia filosofía de vida.
Algo conocía yo del trabajo de Milá, pero fue mi amigo Rodrigo Fernández quien me hizo comprender su importancia en el diseño español. Recientemente presentó en su showroom, de la mano de Santa & Cole, una serie de objetos maravillosos y fue al tocarlos y usarlos que me enamoré de su trabajo. Hoy en día son sus nietos los que promueven su trabajo y quienes ha seguido los pasos del abuelo, evangelizando al mundo con lo bien hecho, con lo sencillo y práctico.
Milá fundó su primera empresa con un nombre que, sin duda, terminaría de definir su carácter: TRAMO (Trabajos Molestos). También fue la editora de iluminación de sus primeras piezas que lo catapultaron al mundo del diseño. Fue una empresa que nacía en una España de carestías, un espacio de la postguerra en medio de la dictadura, un oasis de ideas frescas y sueños de materialidad bajo los cánones de la modernidad. Con el tiempo, de la mano de las empresas españolas que comenzaron a conquistar los mercados extranjeros, sus creaciones le dieron la vuelta al mundo.
El trabajo de Miguel fue reconocido ampliamente en vida. Justo ahora en septiembre de 2024 le entregarían la medalla de oro de Barcelona. Recibió el Premio Nacional de Diseño en su primera edición en 1987 y en 2008 el prestigiado Compasso d’oro. En 2016 fue condecorado con la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes mismo que recibió de manos del Rey Felipe y la Reina Letizia. Miguel fue siempre un gran embajador del diseño español y del diseño como parte importante de la vida y los objetos cotidianos, un incansable promotor que siempre participó en actividades de difusión y divulgación de la disciplina, inspirando a miles de jóvenes.
Se nos va uno de esos diseñadores que no creía en la tecnología, sino que era un “artesano” y creía fielmente que el diseño es la herramienta para transformar al mundo. Con su desaparición se nos va un pionero del diseño como hoy lo entendemos y del diseño como debería ser. Quedan entre nosotros sus objetos y sin duda el espíritu de un diseño optimista, sencillo y lleno de belleza, un diseño que “quita todo lo que no sirve”.
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