4 septiembre, 2013
por Arquine
Mathieu Copeland (1977) ha desarrollo de una práctica que busca subvertir el papel tradicional de las exposiciones y renovar la percepción de los mismos. Ha co-curado ‘VOIDS, A Retrospective’ exposición en el Centro Pompidou de París y Kunsthalle de Berna de la que editó la antología. Ha sido curador de ‘A Choreographed Exhibition’ en el Kunsthalle St. Gallen & Ferme du Buisson,”Soundtrack for an Exhibition” en el Musee d’Art Contemporain de Lyon. Fue curador e inició la serie ‘A Spoken Word Exhibitions’, ‘Reprise’ y ‘Exhibitions to Hear Read’ todas en el ICA de Filadelfia en febrero de 2012. El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) presenta hasta el mes de octubre su exposición ‘Mandala Mental’, donde participan el artista suizo Philippe Decrauzat, la coreógrafo Myriam Gourfink y el escritor Luigi Amara.
La exposición trata de cuestionar qué puede ser un mandala y su concepción mental. Además de qué es y lo que hace una exposición de arte. El mandala es efímero por excelencia y lo mental sería la materia en cuya unión de ambos encontré la cosas características de una exposición, porque hace un mes esta exposición no estaba, y después habrá otra y así consecuentemente está inscrito en el museo y en el tiempo. Esto es en inicio el ‘Mandala Mental’, la adecuación de este planteamiento va de una secuencia de pinturas y videos, como una parte del mandala a lo que se le une la segunda inscripción que se relaciona con el tiempo y el cuerpo.
Myriam Gourfink, coreógrafa, se ha encargado del tiempo y el cuerpo, cuyo trabajo de los últimos años ha tratado de romper la estructura temporal de una pieza que de durar una hora y media, cinco horas pasa a durar un mes y medio, esto esta inscrito en la exposición. La segunda parte corresponde a Philippe Decrauzat, pintor abstracto situado en Paris, que ha trabajando la noción de la pintura articulada con música y videos proyectados sobre de ellas. Cada uno de estos elementos están dentro de su propia historia, que viene y va en el tiempo, con las proyecciones. También hay una fragmentación de cada una de estas pinturas inscrita en la arquitectura del museo, de sus terrazas, que son las mismas monocromías pero pragmáticas donde los elementos faltantes, en este caso, serían los videos. El tercer elemento es preguntarse ¿qué es el catálogo de una exhibición? En primera instancia es el uso de las palabras y lista de objetos de la exhibición; se podría decir que es otra forma de presentar el trabajo: en qué podría convertirse en una exhibición misma. Por eso invité al escritor mexicano Luigi Amara a escribir una posible exposición, que no sería la mía, ni las otras, pero que, a la vez, es una nueva exposición. Cada una de estas líneas independientes se articulan en la noción del mandala posicionado en las mentes del espectador. Esa es mi finalidad.
Cuando tienes la inscripción del movimiento en una sola línea, como Myriam Gourfink, lo que se revela implícitamente como envoltura es la arquitectura. Uno se encuentra frente al movimiento de esta bailarina sobre-puesta a la arquitectura. Otra cosa que me encanta trabajar es descontextualizar un poco las piezas de su espacio dado, por ejemplo Myriam no sólo utilizará un solo espacio, también usará las terrazas, el cuarto oscuro, etc.
Otra noción que me parece interesante es la coreografía como parte de la exhibición, que no solo sucede en el baile, sino que también sucede en cómo se ponen los videos, quienes dividen el tiempo y el espacio creando un ritmo específico, lo que crea otro entendimiento y relación con la arquitectura, el museo completo se vuelve un emisor para cada uno de los artistas de la exposición.
El trabajo desde las instituciones siempre es el que invita al espectador a responder pero también a cuestionarse los límites del cuerpo, en este caso, y pensar, en mi caso, en ciertos elementos que involucran la mente y lo que conlleva.