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¡Felices fiestas!
“La Ciudadela del Empleado”, fue concebido por el Dr. Francisco Luis Jiménez y encomendado al maestro Pedro Nel Gómez quien en compañía del artista Horacio Longas entregaría los planos del barrio hoy conocido como Laureles en 1940. Más de 70 años después de su fundación, aquella idea de un barrio compuesto por la diversidad de habitantes se sigue fortaleciendo y las emblemáticas circulares y diagonales de su trazado urbano siguen siendo el escenario para el encuentro armónico entre la vida doméstica y una palpitante vida social en torno a la educación, la cultura, el teatro y la gastronomía.
Localizado a pocos metros de la universidad (UPB), el proyecto retoma el carácter heterogéneo del barrio y resulta de la articulación de espacios habitacionales diversos que oscilan desde apartamentos tradicionales de 1, 2 y 3 alcobas hasta espacios flexibles que pueden ser utilizados como viviendas temporales y permanentes o laborales.
En la parte posterior del predio se disponen los ascensores y una escalera que se retira de la medianería para aprovechar los descansos de la misma como espacios para ver el paisaje filtrado por jardines de plantas trepadoras. Esta escalera articula dos grandes grupos programáticos, al costado noroccidental se agrupan las viviendas de configuración más tradicional y al costado nororiental se disponen 7 espacios por planta de 50m2 en promedio que se pueden sumar hasta obtener plantas de hasta 350m2. La definición del uso de estos espacios se ha dado de manera espontánea a medida que el edificio es ocupado, así, actualmente los pisos 4 y 5 de este costado son ocupados por una oficina de planta abierta para trabajo colaborativo (coworking), en los pisos superiores se ha localizado una diversidad de usos que van desde unidades habitacionales permanentes y temporales hasta oficinas de abogados, la oficina de una funeraria, un consultorio odontológico y una oficina de arquitectura.
La fachada del edificio se compone a través de muros en ladrillo a la vista y 3 módulos de ventanería que por sumatoria garantizan la iluminación y ventilación natural de cada espacio y que varían de manera aparentemente aleatoria evocando la diversidad de los espacios interiores. El programa habitacional y de espacios flexibles se ve complementado con parqueaderos, localizados en dos sótanos y parcialmente sobre los pisos 2 y 3, orientados hacia la Av. Nutibara, un gimnasio, dos patios y un zócalo comercial rodeado de antejardines que establece una relación amable con el barrio.
En el último nivel sobresalen apartamentos y espacios flexibles de dos niveles (dúplex) y la esquina norte se sustrae para configurar un mirador sobre la avenida Nutibara, la universidad y desde el cual se puede incluso divisar el Cerro El Volador.