7 junio, 2012
por Arquine
La historia de los medios de comunicación en arquitectura es mucho más que una nota al pie a la historia de la arquitectura. Las revistas y las galerías ayudan a determinar esa historia. Inventan ‘movimientos’, crean ‘tendencias’ y lanzan figuras internacionales, promoviendo arquitectos del limbo de lo desconocido, de la construcción, a la lista de acontecimientos históricos, al canon de la historia.
Beatriz Colomina. Architectureproduction
Si algo aportó el filósofo francés Paul Ricoeur para entender nuestro presente fue la relación intrínseca del relato literario con la arquitectura, poniendo en evidencia la condición espacial y temporal de la narrativa. El entendimiento del espacio como el componente primordial de toda historia, la experiencia viva y la memoria, así como las claves que construyen el sistema narrativo de la invención literaria. La arquitectura como relato, como un esfuerzo por hacer evidente aquello tácito de que todo sucede en la arquitectura con sus distintas historias.
Hacer arquitectura es construir relatos, deriva en contar en tiempo y espacio las historias que en ella habitan y que por ella se construyen. Contar, como verbo, refiere a dos conceptos fonéticamente relacionados, ‘cuentas y cuentos’, dos acciones que a pesar de tener connotaciones distintas, plantean la presencia de un hilo conductor a partir del cual exponer un suceso, enumerándolo o narrándolo. Estos hilos penden y se tensan de distintas plataformas que abordan la arquitectura desde aristas que van más allá de un lenguaje de representación en planos, dibujos y maquetas a escala; canales de difusión que van de un espacio virtual como un sitio web, una revista, un fanzine o hasta un podcast, conteniendo los relatos que construyen y cuentan la arquitectura.
Contar arquitectura es construirla, es dibujar puntos y referencias en el espacio para señalar lugares referentes y entender las historias que narran sus desplazamientos para así entrelazar la espacialidad del relato y la temporalidad del acto arquitectónico por el intercambio de espacio-tiempo para volver a encontrar, la dialéctica de la memoria y del proyecto en el corazón mismo de éste acto. Ya sean discursos lineales o curvos, planos oblicuos o verticales, monólogos o foros de discusión, arquitectura en proceso constructivo o fase terminal –en ambos sentidos–, la resonancia para su crítica y difusión –más allá de la teoría– es indispensable y cada vez propicia una amplia diversidad en su presentación.
“La gran importancia del aspecto cualitativo de la arquitectura y por extensión de la ciudad, radica en que su consideración nos permite percatarnos de dimensiones insospechadas que habían sido soslayadas por los reduccionismos de las teorías anteriores, y que al ser valoradas nuevamente basándose en una concepción dialéctica, nos sorprende por su profunda significación”. Aldo Rossi no sólo escribe sobre una dialéctica como conversación, sino de discursos inherentes con otras disciplinas y aspectos sociales depositados en un mismo cajón, que, conforme va cambiando, también modifican su morfología interior y exterior.
Lo archivado se vuelve parte de la impresión que nos han dejado los cambios en la memoria y en la imaginación; memoria que acumula, adiciona, fusiona y compara varias experiencias para conformar nuevos procesos en marcha. El carácter multifacético de la arquitectura y la ciudad puede entenderse mediante la escritura, mediante la construcción de relatos que logren cambiar la resonancia del cajón, sus materiales y contenidos, en un esfuerzo por comunicar a través de diversas aristas, vértices y planos, las historias, tendencias y actos que logran constituir el espacio-tiempo de la narrativa arquitectónica.
Andrea Griborio / @andrea_griborio + Juan José Kochen / @kochenjj