Espacio político: rave y cuerpo
Música y política convergen en las antípodas, y quizás han creado, no un movimiento, pero sí una cultura en la [...]
🎄📚Las compras realizadas a partir del 19 de diciembre serán enviadas a despues de la segunda semana de enero de 2025. 🎅📖
¡Felices fiestas!
18 marzo, 2019
por Carlos Lanuza | Twitter: carlos_lanuza_
Geometry of light. Fotografías: Kate Joyce.
El pabellón de Barcelona para la Exposición Universal de 1929 fue concebido como un espacio cuya función simbólica era representar la Alemania de entonces y formaba parte de un recorrido que iba desde el Pueblo Español —una especie de maqueta a escala 1:1 de trozos de un típico pueblo español en todas sus variantes— hasta los pabellones feriales donde se exponían los avances tecnológicos desarrollados por los países invitados.
Si asumimos que esta fue una premisa que rigió la concepción del proyecto, entonces podemos aventurarnos a decir que los límites del proyecto —más allá de su podio y paredes— están definidos por el movimiento de las personas que recorrerían no sólo el propio edificio, sino también el conjunto de la feria. Esta presunción nos puede llevar a cuestionar los límites del proyecto, ¿dónde entenderíamos que empieza o termina el edificio si sabemos que condiciona o está condicionado por el conjunto?
De alguna manera, y a diferentes escalas, la intervención Geometry of Light a cargo de Luftwerk en colaboración con Iker Gil en el pabellón utiliza la luz y el sonido para proponer nuevas maneras de percibir el espacio y generar lecturas alternativas que se relacionan con los límites del mismo. La actuación genera un juego visual de posibilidades geométricas en el pabellón concentradas en diferentes escenas. A través de láser generan nuevas líneas y planos que extienden los límites físicos recordando otros proyectos de Mies van der Rohe, como la Casa de Ladrillo (1923-1924), cuyos muros se alargan hasta llegar a los límites de la hoja, de esta manera el proyecto se desborda sobre la superficie abstracta de la misma manera que los láser traspasan los contornos físicos del edificio.
Este ejercicio de delimitar con luz no sólo dilata el proyecto, sino también lo recorta, marca nuevos límites gracias a la cuadrícula que se hace visible. Revela aspectos más formales sobre paredes y columnas, y también el propio despiece, añadiendo nuevas capas reticulares y desvelando nuevas cotas. Los láser, acompañados de humo —y sonido a cargo de Oriol Tarragó—, enfatizan aún más el color rojo y dibujan superficies nuevas, que con el recorrido de la gente crean una atmósfera completamente diferente.
La intervención fue organizada por la Fundació Mies van der Rohe en conjunto con MAS Context y de alguna manera tendrá continuidad. Gil y Luftwerk también desarrollarán un proyecto de experimentación con la luz y el espacio en la casa Farnsworth, en Chicago, en otoño de este año. De esta manera se enlazan dos proyectos importantísimos en la obra de Mies y dos ciudades cuya vinculación con la arquitectura es muy potente. Continuar creando posibles lecturas en torno a la arquitectura es un ejercicio de especulación que no solo revaloriza el legado arquitectónico sino que también nos hace reflexionar sobre el proyecto de arquitectura hoy en día.
Música y política convergen en las antípodas, y quizás han creado, no un movimiento, pero sí una cultura en la [...]
Las superislas, el proyecto urbano que busca recuperar algo del espacio que a lo largo del siglo pasado fue tomado [...]