22 junio, 2018
por Gonzalo Herrero Delicado
La arquitecta mexicana Frida Escobedo ha sido la escogida este verano para diseñar el icónico pabellón de la Serpentine Gallery en el Hyde Park de Londres. A sus 38 años, Escobedo es la arquitecta más joven en recibir el encargo, además de la segunda mujer en diseñar individualmente el pabellón. La primera fue Zaha Hadid quien diseñó el pabellón inaugural en el año 2000. Con Frida Escobedo la galería ha seguido su estrategia que comenzó en 2013 con Sou Fujimoto, encargando el diseño del pabellón a arquitectos más jóvenes y menos establecidos internacionalmente.
El proyecto de Escobedo se conecta directamente con dos tradiciones de la arquitectura mexicana, el patio que define el espacio central y la celosía de tejas de concreto que envuelve el pabellón, la cual permite que la brisa corra a través del pabellón y ayude a paliar el calor de los meses de verano. Cuando le preguntan sobre cuál es la imagen que resume su proyecto, Escobedo hace referencia al concepto de proun de El Lissitzky y responde: “El pabellón no se entiende como un objeto. No es un espacio que se pueda entender como una totalidad sino como la suma de muchos fragmentos. El proyecto busca generar momentos, ya sea al girar una esquina o al descubrir un muro deformado en el reflejo de la cubierta. Son fragmentos y momentos que van cambiando a lo largo del día y las estaciones para generar un todo. Así es como funciona la memoria y cómo recordamos los espacios, a través de la suma de fragmentos que unimos en nuestra cabeza”.
El proyecto también se referencia directamente con otros proyectos previos como la instalación ‘You Know, You Cannot See Yourself So Well as by Reflection’ que diseñó en 2015 para el V&A de Londres. El pabellón también juega con la idea de reflejo a través de una lámina de agua y de la pérgola que protege el espacio central. “En el pabellón la gente se observa todo el tiempo, te estás viendo pero también estás observando a los demás. Y en ese momento la estructura del techo desparece, parece que está flotando” explica Escobedo. Su proyecto también se referencia directamente con el Pabellón Eco que Escobedo construyó en 2010 en la UNAM de México DF. “Al igual que en el Eco, en el proyecto juego con un módulo que es un material muy sencillo que se repite y con ello genera distintos efectos” afirma la arquitecta.
Al principio del proyecto el equipo de Escobedo buscó una solución radical que generara esa imagen icónica que se espera cada año del pabellón de la Serpentine. Exploraron distintas opciones, entre ellas crear un cuerpo de agua más grande y profundo. Sin embargo, durante el proceso se dieron cuenta no sólo de las complicaciones técnicas que implicaba, sino de que la mayoría de las veces la solución más sencilla suele ser la mejor. La delicada y elegante lámina de agua ubicada en un lateral del patio central es una de las grandes atracciones del pabellón. La lámina se enrasa con el suelo permitiendo generar un ampliado juego de reflejos. Además, es un elemento de encuentro donde turistas y niños interactúan, quitándose los zapatos y jugando con el agua.
El proyecto también tiene una condición voyeurística. “Si visitas el pabellón un día que no haya un evento, te puedes sentar y estar viendo a alguien a través del reflejo en la cubierta o través de las celosías sin que se dé cuenta de lo estás mirando. Esto es algo muy parisino. Esa idea de sentarse en una café a observar, pero sin la obviedad de mirar directamente sino de una manera más sutil, tangencial y discreta” explica Escobedo.
Uno de los grandes méritos de Frida Escobedo es su tranquila y elegante respuesta al enunciado de este pabellón, cuyo último objetivo es acoger eventos durante los meses de verano, ya sean charlas, performances o fiestas privadas, para después reubicarse en una nueva localización. “Al principio nos centramos en buscar una imagen, pero nos dimos cuenta que no necesitábamos eso y que simplemente lo que necesitábamos era cumplir con todas las necesidades del diverso programa que acoge el pabellón. Eso se convirtió en lo importante y en lo necesario. Empezamos a entender el espacio como un teatro con un espacio central y las bambalinas a ambos lados. Esto permite que el pabellón sea increíblemente pragmático y funcione para cualquier necesidad, ya sea un desfile de moda con un backstage, una fiesta con una zona para cocina o un performance” afirma la arquitecta.
El sistema constructivo presentado por Escobedo responde al carácter temporal del proyecto. La arquitecta presenta un sistema que permite fácilmente desmontar y volver a instalar el edificio en cualquiera que sea su nueva ubicación tras el verano. El pabellón está orientado con el meridiano de Greenwich, lo cual permite que cuando se reconstruya siga anclado de una manera abstracta a su lugar de origen. Este concepto enlazado con ideas de colonialismo asociadas al propio meridiano, permite también que el espacio funcione prácticamente de la misma manera en cualquier ubicación, respondiendo a la luz natural y generando el mismo juego de sombras. El sistema de celosía y la propia curvatura de las tejas permite además atenuar el sonido que llega desde la carretera cercana, generando un espacio de calma en el que desconectar y reencontrarse.
El concepto del tiempo también juega un rol importante en el proyecto y se relaciona con la selección de materiales que buscan transformarse y envejecer. Según Escobedo, esta característica del pabellón le permitirá adaptarse a su futura ubicación donde espera que la naturaleza tome el control del espacio. Hablando de su futura ubicación, Escobedo afirma que no le importa donde se reubique siempre que se trate de un espacio accesible al público, ya sea en Noruega donde la nieve cubra las tejas o en un entorno tropical donde la vegetación lo conquiste y suba a través de las celosías.
Hablando de sus futuros proyectos, la joven arquitecta nos cuenta que se encuentra trabajando en varios, principalmente en México y Estados Unidos. Entre ellos dos hoteles en México, uno en Puebla y otro en Bacalar, y dos espacios públicos en San Francisco y Miami; además de dos residencias particulares y una nueva tienda para Aesop en Nueva York. Escobedo afirma que en el futuro le gustaría hacer más proyectos en Londres, a poder ser vinculados al espacio público. En esa línea, su estudio ha inaugurado recientemente una nueva escultura pública titulada Estación 16 en el Jardín Botánico de Orleans en Francia.
Este verano el pabellón de Frida Escobedo comparte espacio en Hyde Park con una mastodóntica escultura del reconocido artista Christo. Una estructura de 20 metros de altura compuesta por más de 7,500 barriles de distintos colores que flotan sobre uno de los lagos del parque. Un cuestionable proyecto que pese a su escala y el renombre del artista, no consigue oscurecer o competir con la elegancia, sutileza y maestría del pabellón de Frida Escobedo, que se erige como orgulloso estandarte de una nueva generación de arquitectura mexicana que comienza a colonizar de manera pacífica el planeta.