20 octubre, 2023
por Arquine
Representación previa del proyecto de museo virtual de la Unesco. Imagen: UNESCO/Kéré Arquitectura
Diébédo Francis Keré, ganador del premio Pritzker 2022, trabajará junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) en la construcción de un museo digital de objetos robados. La elección, según dijo Audrey Azoulay, directora general de la Unesco en The Guardian, se basó en la necesidad de encontrar un “arquitecto capaz de reescribir los procedimientos tradicionales de construcción y que pudiera diseñar espacios pensando fuera de las normas, y vincular lo material con lo inmaterial de manera íntima.”
Para el proyecto, que deberá inaugurarse a mediados del próximo año, Keré está trabajado –junto a diseñadores web y de realidad virtual– en un edificio cuya principal característica es una “rampa” extensible, contenida en un globo terráqueo que conecta regiones, países, culturas y los 600 objetos que formarán la colección inicial. En muchos casos, las piezas del acervo serán reconstrucciones conjeturales, pues algunas se han perdido o no cuentan con una representación más allá de fotos o ilustraciones.
El anuncio de esta asignación se suma a un año muy productivo para Kéré y su despacho, situado en Berlín, Alemania. Hace poco el arquitecto de Burkina Faso recibió también el Praemium Imperiale 2023 en arquitectura, entregado por la Asociación de Arte de Japón y que reconoce a 6 artistas de diferentes campos creativos: arquitectura, música, pintura, escultura, teatro o cine. El motivo fue la influencia de Kéré en la arquitectura africana y global, y su involucramiento con comunidades locales mediante la utilización de materiales específicos. Argumentos parecidos a los del jurado del Pritzker, y que seguramente la Unesco retomó a la hora de decidir quién diseñara su museo virtual.
Cabe destacar que la Interpol y la Unesco tienen sede –respectivamente– en Francia y Reino Unido, dos países cuyos museos concretos concentran piezas de patrimonio histórico de numerosas naciones y pueblos originarios, sobre todo de Asia, África, América Latina y Oceanía. La iniciativa de recuperación de objetos robados se refiere de manera explícita a piezas que se perdieron como producto del tráfico ilegal o delitos de poca monta, lo cual no incluye a las piezas que fueron sustraídas en el contexto del colonialismo occidental. En su portal en español, la Interpol define así su rango de acción: “ La mayoría de los robos de piezas de arte se realizan en domicilios privados, aunque los museos y lugares de culto también suelen ser blanco de estos robos. El tipo de objeto robado varía de un país a otro, aunque generalmente los más buscados son cuadros, esculturas, estatuas y artículos religiosos.”
Arabia Saudita es uno de los principales donantes –de hecho, el único que aparece en el seguimiento de presupuesto y construcción que la propia Unesco compartió para este proyecto–, con $2.5 millones de dólares estadounidenses (algo más de $45 millones de pesos mexicanos), etiquetados como “contribuciones voluntarias, estrictamente asignadas”. Ese incentivo fiscal ayudará a conseguir los objetivos culturales de que la Unesco se planteó para el periodo 2022-2025 y que incluyen la mejora y “promoción de la diversidad del patrimonio y las expresiones culturales”; y el “fortalecimiento de las capacidades de los Estados Miembros para luchar contra el tráfico ilícito de bienes culturales y promover su retorno y restitución, proteger el patrimonio cultural subacuático y promover el papel de los museos para las sociedades.”
A pesar de que el anuncio se enmarca en un momento en que se realizan proyectos culturales a “gran escala” en el metaverso –como la primera bienal virtual de arquitectura–, el proceso de digitalización ya ha ocurrido, de manera parcial, en otros museos del mundo: el Guggenheim, en País Vasco; el Louvre y el Orsay, en Francia; el Natural History Museum y la National Gallery, en Reino Unido; o los museos del Vaticano, por mencionar algunos de los recintos alrededor del mundo que ya cuentan con acervos virtuales.