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Ficciones, monstruos y arquitectura

Ficciones, monstruos y arquitectura

7 julio, 2023
por Christian Mendoza | Instagram: christianmendozaclumsy

Los mapas incluyeron en sus precisiones cartográficas a los monstruos de las zonas inexploradas. Además de las coordenadas oceánicas y de las aproximaciones topográficas de islas lejanas, en la representación del mundo aparecía un bestiario que se nombraba como un peligro real para los navegantes. Lo tangible de la exploración (y del extractivismo que esto implicaba) se fundía con una narrativa. Si los códigos militares de, digamos, Bernal Díaz del Castillo estaban mediados por la novela de caballerías medieval, quienes se adentraban en los océanos se enfrentaban a una aventura que legitimaba tanto sus misiones como su representación de la tierra.  De alguna manera, los monstruos operaban como unidades de medida que cifraban un espacio que existía para ser conquistado.

En Las ciudades invisibles, Italo Calvino imagina un escenario distinto, si no es que contrario, a las batallas que misioneros y soldados tuvieron en el océano. El emperador Kublai Kahn ha transitado del “orgullo por la amplitud desmesurada de los territorios que hemos conquistado, a la melancolía y al alivio de saber que pronto renunciaremos a conocerlos y a comprenderlos”. Kublai Kahn sólo escucha los relatos que el viajante Marco Polo le hace sobre las ciudades que se encuentran en sus dominios. Tomando como punto de partida El libro de las maravillas de Marco Polo, el libro de Calvino es el reverso de un libro de viajes donde los datos que se acumulan del imperio (el escenario cartográfico) son en realidad una serie de ejercicios imaginativos sobre las dinámicas que pueden darse en lo que conocemos como un entorno urbano, con el único fin de saber que la ciudad está hecha de las “relaciones de las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado”. Para una ciudad no sólo importa lo construido, sino lo que ocurre, y esto no sólo responde a sus ritmos cotidianos sino también a su imaginario: los monstruos que piensa que se encuentran fuera de sus límites.

En una conferencia dictada en 1983 en la Universidad de Columbia, Calvino habló de los acontecimientos futuros que, desde ese entonces, comenzaban a asediar al espacio de las ciudades y se volvían las criaturas que señalaban los peligros ya no para el conquistador, sino para quienes habitaban las metrópolis del mundo. “¿Qué es hoy la ciudad para nosotros? Creo haber escrito algo como un último poema de amor a las ciudades, cuando es cada vez más difícil vivirlas como ciudades”, dijo. “Tal vez estamos acercándonos a un momento de crisis de la vida urbana y Las ciudades invisibles son un sueño que nace del corazón de las ciudades invivibles. Se habla hoy con la misma insistencia tanto de la destrucción del entorno natural como de la fragilidad de los grandes sistemas tecnológicos que pueden producir perjuicios en cadena, paralizando metrópolis enteras. La crisis de la ciudad demasiado grande es la otra cara de la crisis de la naturaleza.”  Posteriormente, Calvino menciona que no es un escritor de distopías apocalípticas. “Lo que le importa a mi Marco Polo es descubrir las razones secretas que han llevado a los hombres a vivir en las ciudades que pueden valer más allá de todas las crisis”. En sus hojas de ruta, la arquitectura también ha trazado el rostro de diversas adversidades que a veces tienen el aura del bestiario mitológico. Por ejemplo, la vivienda colectiva moderna resolvería algunas de contradicciones y necesidades sociales que son propios de los ámbitos urbanos. El conflicto quedaría subsanado mediante la creación de espacios comunes. Actualmente, la crisis climática plantea una serie de aristas que se han nombrado como “retos” y “cuestionamientos” para una disciplina que busca volver a marcar el mejor camino para un futuro cada vez menos imaginario. Se plantea la idea de sustentabilidad, aun cuando estas estrategias de diseño no tengan un impacto directo para revertir los efectos de una historia larga que inició, precisamente, cuando los exploradores comenzaron a adueñarse de otras latitudes en nombre de una ficción: el poder. Y sobre esta ficción se erigieron muchas ciudades.

Probablemente, la melancolía de Kublai Kahn, lejos de ser un gesto de resignación, tenga un potencial productivo (y tal vez subversivo). Ya no se trata de construir para ampliar los dominios de un imperio. Es momento de escuchar la historia del mundo, de sus habitantes y de su naturaleza. Volver a entender por qué y cómo vivimos en estos sitios llamados ciudades para que las inminentes crisis no intenten resolverse con las mismas herramientas de los reyes y los ejércitos.

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