Alberto Kalach: Panorama. Maquetas para un archipiélago
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1 diciembre, 2013
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria
El borde, la frontera, el límite, dividen realidades. Uno de los principales temas –y problemas- globales contemporáneos pasa por la definición de esas líneas virtuales. Distintas culturas, con sus riquezas y carencias, quedan contenidas en un u otro lado e inmediatamente las presiones aparecen, la necesidad de cruzar, de transgredir el límite surge como una energía incontenible. Joan Manuel Serrat cantaba “prefiero los caminos que las fronteras” y quizá coincida con el deseo colectivo de pueblos y naciones que por razones políticas, sociales o económicas, quedan confinados en su territorio. Ya es historia ese mundo dual que contenía una mitad tras un telón de acero, o aquellos que se suceden desde siempre en territorios ocupados, pero quizá las líneas más complejas son aquellas permeables, en las que el cruce mismo es un generador de energía, es un dinamizador entre dos economías disparejas, y el caldo de cultivo para explosionar las diferencias entre dos mundos.
El portal más importante del planeta a principios del siglo XXI se da entre Tijuana y San Diego, entre México y los Estados Unidos, entre dos economías que se necesitan pero que también se protegen, entre regímenes económicos especiales que permiten un crecimiento exacerbado, entre leyes migratorias crueles, y entre un tráfico masivo de productos legales e ilegales. Todo ello tiene consecuencias insólitas que se expresan desde unos altísimos niveles de violencia y criminalidad, así como la explosión de muchas experiencias artísticas y culturales. Podríamos hablar de un exceso de energía, que parafraseando a Einstein no se crea sino que se transforma, a veces en (exceso de) muerte, a veces en (exceso de) vida.
Estos días coinciden dos eventos que ponen la mirada a la frontera de Tijuana, que no sólo es la frontera binacional de dos vecinos norteamericanos que se odian y se quieren, es también la frontera entre Asia y México, gracias a sus particulares dinámicas de negociación internacional, donde la diversidad es el principal ingrediente del lugar. Un primer evento entre Arquine y el Consejo de Desarrollo de Tijuana –que representa a todos los sectores económicos, políticos y sociales de la ciudad- formalizó la firma de un convenio para llevar a cabo el Concurso Arquine No.16 | Umbral de las Américas, a fin de atender un foco rojo global y estimular la generación de ideas, para difundirlas y promoverlas, local y globalmente. Un segundo evento reincidirá en la frontera como expresión de creatividades singulares, en el Pabellón de México en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Shenzhen/Hong Kong, cuyo tema de esta edición es Borders, y que se desarrollará en la próxima nota dominical.
Por el portal entre Tijuana y San Diego circula la inmigración más intensa entre estos dos países y su frontera es la de mayor número de cruces diarios en el mundo. Alrededor de 60 millones de personas la cruzan anualmente, llevando de un lado a otro productos, servicios, y condiciones que la constituyen en la gran amalgama cultural que hoy representa. Andrea Griborio apuntaba recientemente en este blog que en Tijuana, “los límites comienzan a verse como oportunidades creativas. Las iniciativas que desde la sociedad civil organizada y en alianza con las principales instituciones se han llevado a cabo ponen en evidencia cómo a partir de propuestas responsables de la comunidad se han recuperado los espacios públicos y se ha logrado calmar la violencia de la zona. Cada proyecto inserto en Tijuana entiende que es a partir del diálogo y la respuesta coherente a las necesidades ciudadanas que se puede contribuir al cambio positivo de las complejas zonas de bordes urbanos y encontrar así nuevas y mejores formas de habitar el territorio”.
“De acuerdo con un reporte de mayo de 2013 de la GSA, cada año cruzan por la garita de Tijuana-San Ysidro 13,672,329 automóviles —el doble de los que circulan en la ciudad de Sao Paulo y cuatro veces los del DF—, mientras que el número de pasajeros que se trasladan en dichas unidades ascienden a 34,180,000 personas —casi el total de la población de Canadá—, demorando alrededor de 45 minutos en el cruce, según un estudio del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana. A su vez, los cruces peatonales anuales ascienden a nueve millones de personas.” Esta condición le otorga a la zona un carácter efervescente, habitado constantemente por diversos tipos de población, aquellos que cruzan, los que quieren cruzar, los que no logran hacerlo y, más recientemente, los que son deportados y los que deciden regresar a México. Este umbral ha pasado a ser una válvula que opera en ambos sentidos.
A su vez, la diversidad de la oferta para los ciudadanos estadounidense pasó de la canasta básica –sexo, drogas y mariachi- a un abanico de posibilidades que atienden las clínicas –dentistas especialmente-, y una gran diversidad manufacturera.
Con el convenio entre Arquine y el CDT no sólo se producirá un variado elenco de propuestas para el Umbral de las Américas, sino que se abre la posibilidad de llevarlo a cabo. Los cientos de equipos multidisciplinares que participarán aspiran ahora que las ideas se hagan realidad.
El Concurso Arquine No.16 | Umbral de las Américas busca ser lugar de estancia y de paso a la vez, morada para el migrante, sin importar su condición, si va de salida, de entrada o está en espera, referencia para el turista que explora este espacio cargado de señales símiles y contradictorias, apoyo para el residente, tanto del lado México como de los Estados Unidos.
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