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El legendario creador de burbujas

El legendario creador de burbujas

4 septiembre, 2017
por Yolanda Bravo Saldaña

 

De padre ruso y madre finlandesa, el paradigmático y legendario Antti Lovag, nació en Hungría en 1920. Sus primeros estudios los desarrolló en la rama de arquitectura naval, en Estocolmo, Suecia. Posteriormente ingresó a la Ecole de Beaux-Arts de París, de donde se recibió en el año de 1947. Su inicio como arquitecto de singulares características, tan diferentes a los modelos de la época, tuvo lugar hacia 1960, cuando comenzó a experimentar dentro de lo que se ha denominado arquitectura orgánica, junto con otros arquitectos como Pascal Haüsermann, Jacques Coüelle y Jean-Louis Chanéac, entre otros.

A fines de los años sesenta proyectó su primera casa tipo “burbuja” (como se nombra coloquialmente a su obra): la Casa Gaudet, en la localidad de Tourrettes-sur-Loup, Francia, la cual está considerada monumento histórico desde 1998. Una de sus piezas más emblemáticas es el “Palacio de las burbujas”, en Tourrettes-sur-Mer (cerca de la fastuosa Cannes); la cual se hizo famosa cuando el diseñador de modas Pierre Cardin la adquirió. Por esas fechas también realizó un observatorio astronómico en Saint-Vallier-deThiey, en la Costa Azul. El maestro Antti Lovag, admirado por muchos, incomprendido por otros tantos, murió el 27 de septiembre de 2014 en Tourrettes-sur Loup.

 

Habitología

En la página web Proyecto Antti Lovag, se menciona que resulta bastante complejo definir a cabalidad lo que para este arquitecto húngaro tan singular era la “habitología”. Sin embargo, en términos generales, el concepto está vinculado a la intención de alejar al hombre de las construcciones cuadradas. Para Antti Lovag, la línea recta era una agresión contra la naturaleza. En este sentido afirmaba: “Yo brindo refugios que nos acercan más a la naturaleza”. Para él, y para los que comulgan con la arquitectura orgánica, en nuestros propios cuerpos al existir la curva, se permite y es más amigable contar con espacios habitables sinuosos, no rectos. Lovag consideraba que el hombre mismo se ha encargado de alejarnos de esa “circularidad” inherente a la humanidad.

 

La Casa burbuja

El planteamiento más conocido de la casa burbuja es, como se dijo, la Casa Pierre Cardin, desplantada en 1,500 m2, a 600 metros sobre el nivel del mar. Con sus formas onduladas, recuerda el crecimiento de una criatura orgánica que pareciera estar sometida a una íntima transformación en cada una de sus habitaciones, las cuales fungen como células individuales. Esta casa, terminada a fines de los años ochenta del siglo XX, consta de 28 habitaciones o cuevas, como también pueden considerarse, que al exterior parecieran formar un ramillete de burbujas flotando en libertad al tiempo que brindan a los habitantes una espléndida vista del mar Mediterráneo. La grandeza de esta obra y la propia fama de su dueño hizo por muchos años que esta casa fuera sede de fiestas plenas de glamour, al más puro estilo de la cercana Cannes.

Sobre su apreciado tesoro que pocas veces habitó por largas temporadas, Pierre Cardin expresaba que la mansión representaba el cuerpo de una mujer y que todo en ella era “absolutamente sensual”: las cascadas, la piscina, la constancia de la línea curva, la idea ancestral de generar una cueva-laberinto; la música de las esferas y de los péndulos e incluso el auditorio para 500 personas. La casa sencillamente parece haber sido creada para una película de James Bond.

En octubre de 2016 (dos años después de la muerte de Antti Lovag), Pierre Cardin, con 94 años encima y habiendo sido dueño de la casa desde 1995, la puso en venta en un precio que rondaba los 350 millones de euros. Bien vale recordar a este arquitecto, no solo por su concepto plástico arquitectónico, sino también por haber utilizado la técnica constructiva del ferrocemento, ese gran sistema que brinda posibilidades enormes en materia de flexibilidad.

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