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¡Felices fiestas!
8 julio, 2024
por Dominique Perrault
Dominique Perrault no sólo encabeza uno de los despachos arquitectónicos más importantes de Francia y la Europa continental, sino que también ejerce una intensa actividad intelectual y programática. En uno año en el que los Juegos Olímpicos tendrán su sede en París, el también ganador del Praemium Imperiale (2015) ha puesto en práctica su concepto de groundscape (en respuesta a la exterioridad paisajística del landscape). El texto que sigue —publicado integralmente en el número 108 de la revista Arquine— puede leerse como manifiesto de esta arquitectura (y poética) de la relación, y viene acompañado de imágenes de uno de los proyectos más recientes y que mejor encarna las ideas llevadas a cabo por Dominique Perrault Architecte (dpa/Paris): la Estación Villejuif igr (iniciada en 2013 y completada en 2023) que, con sus 50 metros de profundidad, servirá de terminal para el Grand Paris Express, el ferrocarril metropolitano de la capital francesa.
A los arquitectos y urbanistas siempre se les ha pedido que lean el futuro de la ciudad, pero hoy deben enfrentarse a la brutalización de la historia. Una generación de crisis acumulativas, vinculadas entre sí, cuya velocidad de aceleración y complejidades buscan ser anticipadas por la sociedad y los Estados. Es a esta época de ruptura sin precedentes a la que pertenece la futura metrópoli y es a partir de su singularidad excepcional que se decidirá la vida de sus habitantes y de los recién llegados a ellas.
¿Cuál es este nuevo horizonte? El suelo, el espesor subcutáneo de la ciudad donde la arquitectura puede infiltrarse. Debajo de la epidermis urbana se mantienen como reserva volúmenes latentes. Un recurso disponible. Lugares escondidos donde la imaginación arquitectónica puede desarrollarse. Lugares multiplicables y receptivos a nuevos usos. Un nuevo espacio público capaz de redefinir la urbanidad y la ciudad, de espesar la superficie del suelo.
El groundscape es un proyecto inmenso e invisible, como un sistema de raíces que aumenta la ciudad-región. Porque no lo vemos, no lo medimos. Es subterráneo, un lugar de negación atávica y de oscuridad. Los programas de arquitectura subterránea, aún en el limbo, requieren nuevas lógicas de diseño y métodos de construcción específicos. La genialidad del gesto arquitectónico es hacer que la luz entre, introducir aire, volumen y fluidez bajo tierra. Crear espacio y abrirlo de manera generosa para que todos vivan allí, ampliar el dominio. Lanzar la arquitectura hacia arcanos de nuevas dimensiones. Disponerla para experimentos atrevidos. Hacerla entrar en crisis hasta que supere sus límites.