5 marzo, 2016
por Arquine
Ayer se inauguraron dos exposiciones en el marco de Mextrópoli, Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad. La primera esposición, Cartas al alcalde, fue organizada por Storefront for Art and Architecture, de Nueva York, y su directora, Eva Franch, en colaboración con Arquine. Se trata de una más en la serie que inició esta galería en el 2014. “En tanto una figura cívica, plantean, el arquitecto tiene el privilegio y la responsabilidad de articular y traducir las aspiraciones colectivas de la sociedad y específicamente de aquellos que no pueden sentarse en las mesas donde se toman las decisiones. A lo largo de la historia, los arquitectos han tenido que ver con esta responsabilidad y con las estructuras del poder económico, cultural o político de diferentes maneras y con distintos grados de éxito. Con la globalización y la homogeneización de la ciudad contemporánea, el papel del arquitecto en la arena política se ha relegado comúnmente a responder preguntas que otros han planteado. Al diseñar el siguiente objeto cultural-icónico-turístico con intensiones económicas, una creciente cantidad tanto de arquitectos como de políticos han olvidado las cuestiones éticas que deben asociarse con la práctica de la arquitectura y el potencial del diseño en la construcción de la vida pública.” En el caso mexicano, la exposición presenta 45 cartas escritas por arquitectas y arquitectos locales que plantean preguntas, críticas, soluciones posibles e incluso esbozan programas específicos para la ciudad de México. La exposición se presenta en el Centro Cultural de España.
La segunda exposición inaugurada fue Rafael Moneo, una reflexión teórica desde la profesión; materiales de archivo (1961-2013), que reúne varios proyectos del arquitecto español, premio Pritzker 1996, presentados mediante dibujos —plantas, secciones y axonométricos—, maquetas y fotografías de las obras construidas. El mismo Moneo explicó durante la inauguración, que fue precisamente la lógica del dibujo la que determinó la selección de esos proyectos, que se muestran organizados en cinco etapas. La primera, Los años formativos, con proyectos realizados hasta 1968; la segunda, Una expresión propia, comprende hasta 1975; la tercera se denomina La escena internacional, hasta 1984, cuando Moneo tuvo su primera estancia como profesor en los Estados Unidos y en la que se incluye el proyecto del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. La cuarta etapa es La experiencia americana, sus años como director del Departamento de Arquitectura de Harvard, en la que se incluye algún proyecto en colaboración don Manuel de Solà Morales —con quien había colaborado antes en los años 70— y el proyecto del Kursaal en San Sebastian. La última etapa es la actual: una práctica profesional global, tras su regreso a Madrid y el cada vez mayor reconocimiento internacional. En el recorrido por la exposición una vez inaugurada, Moneo explicó detenida y detalladamente algunos de los proyectos exhibidos, haciendo notar desde las estrategias de diseño, las consideraciones teóricas y las cualidades de los dibujos y las maquetas exhibidos, unos utilizados para presentaciones y otros, parte del trabajo cotidiano del taller. Ante uno de los proyectos Moneo dijo, sin presumir la erudición que el comentario suponía: como todos saben, al abrir una ventana en un muro se lo debilita, para luego contar brevemente por qué esa ventana terminó siendo de esa manera y no de otra. La exposición de Rafael Moneo, producida originalmente por la Fundación Barrié y presentada en México por Arquine con el patrocinio de CEMEX, se presentará hasta el mes de junio en el Museo de la ciudad de México.