Sudor frío
¿Cuál es el rol que juega finalmente el silencio en la profesión y los medios de comunicación? ¿Existe acaso un [...]
17 mayo, 2017
por Pablo Goldin
El espacio contemporáneo más radical y cautivador de la Ciudad de México, después de la Biblioteca Vasconcelos, se ubica en el techo del centro comercial Plaza Carso donde cuatro torres de cristal reposan sobre un desierto de pasto artificial
Llegué a este sitio hace unos años luego de una tensa conferencia en un congreso de Arquitectura Bioclimática de la UNAM, en la cual se discutieron los beneficios ambientales de esta verde alfombra. El debate fue vago y estresante, pero revelaba la existencia de un enorme espacio indefinido entre las torres de oficinas y vivienda del conjunto de usos mixtos al que pertenecen. Un “raw space”, como denomina OMA a la zona flexible del proyecto G-STAR que, a diferencia de los edificios que rodean este sitio como el museo Jumex de David Chipperfield, el museo Soumaya de FREE o el teatro de Ensamble Estudio, no tenía autor ni uso que exaltar.
A las pocas semanas de aquella plática, visité el recién inaugurado Museo Soumaya en búsqueda de alguna epifanía que no encontré y decidí encaminarme al techo del centro comercial que alberga un restaurante con vista a la plaza principal del conjunto. Las cuatro torres y la explanada que comparten ofrecen un mundo sin contexto donde las fachadas penetran el suelo, las calles que los dividen desconocen el tránsito y las ventanas no abren más que para ventilar. Está vacío, solo sillas en diminutas terrazas y unos juegos infantiles que descubrí en mi última visita se desplantan sobre el desierto. Las cajas vidriadas de vivienda y oficinas construyen un escenario que sería muy natural si tuviera coches, banquetas, árboles y personas en el espacio que separa una torre de otra y no un valle inhabitado donde el viento sopla a grandes velocidades.
Hablamos de futuros últimamente, predigo uno corporativo, climatizado y estéril no muy distinto a este Roof Garden o a las granjas y bodegas ubicadas en Tahoe Reno que Rem Koolhaas describe en su conferencia The Future Of The Way We Live, Love And Work. Los significados estarán desligados al objeto que representan, las plantas bajas no conectarán con las calles, el pasto será sintético, las ventanas no abrirán, los cartones de leche serán lo más cercano a una vaca que conozcamos y las grandes compañías se encargarán de reducir toda posible individualidad a un módulo repetible como sucede con los muros cortina. El resto, seguirá degradándose con mayor intensidad en la medida en que la capacidad de crear identidad y calidad sea desplazada por la exigencia de ofrecer el mínimo y vender al máximo.
Por accidente o por virtud de los diseñadores, el Roof Garden de Plaza Carso es una experiencia abstracta y conmovedora, que merece ser visitada. Desde que conocí el pabellón de Barcelona, la Biblioteca Nacional de París y la fundación Cartier de noche, no había experimentado el cristal de manera tan intensa. Si dudan de mis palabras vayan a comprobarlo, el acceso es gratuito.
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