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Columnas

Los secretos del pabellón

Los secretos del pabellón

8 febrero, 2013
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria

Andrés Jaque (Madrid, 1971) puso el pabellón de Barcelona patas para arriba. La serenidad mítica del pabellón alemán que diseñó Ludwig Mies van der Rohe para la Exposición Internacional de 1929 se vino abajo con la invasión de cuantos objetos encontró en el sótano. Es la viva imagen de cualquier edificio tras una inundación, donde todas las pertenencias aparecen como objetos sueltos en la azotea. Con esta intervención, el arquitecto madrileño continúa las relecturas de este espacio canónico de la modernidad, donde Kasuyo Sejima incorporó unas mamparas curvas y transparentes, Antoni Muntadas saturó de olores rancios a papel de archivo, y Ai Weiwei inundó los estanques de café y leche.

Como arquitecto, artista y activista social –que actualmente ya es lo mismo– Andrés Jaque es autor de piezas como Ikea Disobedients, donde construyó una instalación a base de mobiliario de la multinacional sueca, montado sin seguir las instrucciones y con un resultado parecido a lo que logró Buster Keaton en One Week, donde prevalecía tanto lo azaroso como lo absurdo, y que desde julio forma parte de la colección permanente del MoMA en Nueva York. Ahora los espacios platónicos del pabellón miesiano están ocupados por cubetas, escaleras, tubos, mangueras, guantes, botas de limpieza de los estanques, restos de mármol travertino de alguna sustitución de piso, cortinas de terciopelo que dejaron de ser rojas por el sol y la humedad, banderas dobladas y enmohecidas, cojines y cintas de las sillas Barcelona que pasaron a mejor vida para quedar arrumbadas en el gran sótano que fluye bajo el basamento del pabellón.

Si el original no incluyó este espacio de servicio e instalaciones, la reconstrucción integral que se llevó a cabo entre 1983 y 1986 por los arquitectos Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos, previó esta inadvertida bodega, a la que se llega por una plataforma elevada camuflada en la oficina de la tienda, y que con los años ha acumulado objetos obsoletos.

Phantom. Mies as Rendered Society –hasta el 13 de febrero– es un trabajo de etnólogo, no muy lejano al que propusieran Herzog & de Meuron con su libro de Historia Natural (Herzog & de Meuron: Natural History), donde exploran los límites entre arquitectura y arte siguiendo la lógica científica de un museo decimonónico. Entre los vestigios recientes aparecieron también las no tan recientes, y esas sí originales, columnas en cruz del pabellón primigenio, encontradas en la cimentación de los años ochenta y abandonadas como tesoros entre los restos de un naufragio, que Andrés Jaque acaba de rescatar.

 

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