24 septiembre, 2015
por Arquine
Ayer se dio a conocer que Zaha Hadid ganó la Medalla de Oro (Royal Gold Medal) de la RIBA (Royal Institute of British Architects). La noticia llegaba poco tiempo después que se informara, por parte de la organización, que su diseño para el futuro estadio de Tokio 2020 no será construido -una noticia que desde el estudio ZHA fue respondida con un extenso video de 23 minutos que justificaba su proyecto- y los anuncios de su intervención en el High Line de Nueva York, la inauguración del Messner Mountain Museum en Italia y su primer lugar en el concurso para la construcción de un puente en Taiwán -cuya estructura, por cierto, destaca por su poco exceso, contrario a lo que nos tenía acostumbrados la arquitectura iraní en los últimos años.
Como ya pasó en 2004 al recibir el Premio Pritzker, con este premio Zaha Hadid se convierte en la primera mujer en recibir, en solitario y no como parte de un equipo, dicho premio. Una noticia que tiene algo de sorprendente, pues su primera edición data de 1848. Zaha se suma así a la lista de ilustres figuras históricas de la arquitectura como James Stirling, Alvar Aalto, Walter Gropius, Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Charles y Ray Eames, Le Corbusier, Buckminster Fuller o equipos de ingenieros como Ove Arup, por mencionar tan sólo unos pocos. Ante la noticia Zaha apuntó que “Ahora vemos arquitectas más establecidas. Eso no quiere decir que sea fácil. A veces los desafíos son inmensos. (…) Ha habido un gran cambio en los últimos años y vamos a seguir este progreso. Este reconocimiento es un honor para mí y mi práctica, pero igual, para todos nuestros clientes. Siempre es emocionante para colaborar con aquellos que tienen un gran orgullo cívico y visión“.
La práctica de Zaha Hadid comenzó como parte de OMA, estableciendo su propio estudio en la decada de los 80, cuando destacó por la representación gráfica de sus proyectos -algunos completamente especulativos- que rompían y desarticulaban toda lógica anterior. Sin embargo, tuvo que esperar hasta 1994 para ver su primer edificio construido: la Estación de bomberos de Vitra en Alemania. Tras ese primer trabajo llegarían otros como el primer Pabellón de la Serpentine, el Bergisel Ski Jump, el Museo Móvil de Chanel, el Museo MAXXI en Roma, el Edificio Central de BMW, el Pabellón-Puente de Zaragoza, el Aquatics Centre de Londres 2012, la Casa de la Ópera de Guangzhou, el Galaxy Soho de Beijing o el Heydar Aliyev Cultural Centre en Azerbaiyán, a los que hay que sumar futuros posbles proyectos, como el anunciado edificio de viviendas en Monterrey.
Proyectos excesivos en su forma y cargados de polémica -en especial por su costo o por ciertas declaraciones detrás de ellos– que se han convertido en imagen de marca y que han acabado por abarcar desde edificios al diseño de muebles o zapatos. “Parte del trabajo de arquitectura es hacer que la gente se sienta bien en los espacios que vivimos, por lo que debemos estar comprometidos a elevar los niveles de vivienda, escuelas y otros edificios públicos que siempre se han basado en el concepto de un mínimo de existencia.Los arquitectos tienen hoy las habilidades y herramientas para hacer frente a estos temas críticos“.