Frente a la incertidumbre
Cuando pensamos en la historia, especialmente en nuestra actual época de atemporalidad, 'cómo' la pensamos es casi más importante del [...]
25 septiembre, 2013
por Nick Axel | Twitter: alucidwake
A menos de que la _ienal tenga lugar en una pequeña isla urbanizada en la esquina noroeste de Italia, no es insólito que la relación entre el evento mismo y el sitio donde sucede actúe como catalizador principal de la reflexión y la producción. Con su compleja topografía tanto de producción como de reflexión distribuida en varias exhibiciones y eventos, la Trienal de Arquitectura de Lisboa del 2013 no es diferente en este aspecto al fenómeno de las _ienales que ha ocurrido en los campos creativos en la década pasada. Enfocándose desde el inicio en el efecto temporal que eventos de esta magnitud tienen en la ciudad, la mayoría de las exhibiciones están diseñadas para desplegarse a lo largo de los próximos tres meses. Así, en este momento es fútil intentar cualquier tipo de valoración en relación al éxito o fracaso pues, realmente, ¿para quién sería un éxito o un fracaso? Este acercamiento más bien orienta su mirada crítica hacia los proyectos individuales mismos y al modo en que respondieron a las ambiciones, condiciones y limitaciones de los que se hicieron cargo.
El evento tiene muchas caras y toma forma en cuatro exposiciones principales y un amplio programa de proyectos afiliados, utilizando diferentes medios y en distintos lugares a lo largo de la ciudad espacio-temporal. En consecuencia de esta distribución, resulta más usual encontrarse con una manifestación singular del proyecto curatorial en vez de entrar en una heterotopía discursiva. Con el título ‘Close, Closer’ y curada por Beatrice Galilee, la Trienal de Lisboa del 2013 se acerca a la comunidad del discurso arquitectural mediante una amplia red para revelar lo que está en ese mar y alimenta su potencial en vez de invertir en tecnologías y locaciones específicas para cosechar una población única de peces que, supuestamente, a todos gustan.
El rango de interpretaciones que se dieron a los requerimientos locales y discursivos de la Trienal es muy amplio, pero encontraron entre todas un mismo suelo en su sinceridad y claridad al proyectar una visión contingente hacia el futuro. Esquemáticamente se puede dividir en dos grupos: Realidad y otras ficciones, curada por Mariana Pestana, y Futuro perfecto, a cargo de Liam Young, presentan interpretaciones radicalmente opuestas pero profundamente similares a la oportunidad de exhibir obras en un contexto antes conocido como museo, mientras por otro lado Nuevos públicos, curada por José Esparza y El efecto institución, curada por Dani Admiss, meditan en el proceso de producir esa cosa que llamamos la obra misma. Mientras la diferencia entre estas dos parejas es profunda, emerge retóricamente a la superficie: los primeros se proclaman basados en sustantivos trascendentales como el futuro o la realidad, mientras que los segundos se preocupan por verbos transitivos como hacer público o instituir.
En este sentido, la experiencia de cada exhibición es muy particular y responde directamente al contexto en que se sitúa. En una antigua estación eléctrica recientemente transformada en museo de su propio pasado, Futuro perfecto busca materializar escala 1:1 cómo podrían verse y qué podrían hacer elementos de la ciudad del futuro. Con forma de robots de construcciones, drones de vigilancia, instalaciones interactivas de iluminación, vestimenta de cera y en una serie de videos instalados en un bosque artificial dentro de una sala razonablemente pequeña del museo, la exhibición exige al espectador no sólo estar muy informado —un admirador, en cierto sentido— sino que sometan el potencial momentáneo de su conciencia individual a esta visión hiper-particular y de algún modo sobre-estetizada del futuro.
Al otro extremo se encuentra Realidad y otras ficciones, en un gran palacio que fuera residencia del primer marqués de Pombal, Sebastião José de Carvalho e Melo, Primer Ministro y arquitecto de Lisboa tras el infamemente sublime terremoto de 1755. En un contexto decadentemente ornamentado, las obras reflexionan sobre la extravagante belleza del edificio y, en cierto sentido, la naturaleza contingente y particular de todas las cosas bellas. Mediante instalaciones exquisitamente detalladas, temas como la manifestación personal o arquitectónica del poder, la declaración de derechos y su formalización como leyes, la inscripción del discurso y de las percepciones de confort se materializan retóricamente de manera que un proceso latente de auto reflexión es inducido en la experiencia del espacio.
Nuevos públicos es, paradójicamente, la más tranquila y la más ruidosa de las cuatro principales líneas curatoriales. Considearada más un programa que una exhibición, si uno la busca habría realmente muy poco que ver. Siguada en la Praça da Figueira, una de las más centrales y prominentes de Lisboa, el Escenario cívico delicadamente ideado y finamente detallado de Frida Escobedo actuó como la plataforma literal para una serie de acciones, discursos y puestas en escena que tuvieron lugar durante la inauguración de la Trienal. Mientras que el escenario será ocupado sólo intermitentemente por clases informales o de cualquier otra manera que los ciudadanos de Lisboa decidan ocuparlo, este mismo gesto de ausencia y potencial es profundo. Como la interpretación de Cage del significado de un concierto en 4’33” o el acercamiento de Marcel Duchamp al museo con Fuente, Nuevos públicos trata a la arquitectura del espacio público como el medio arbitrario aunque necesario para el ejercicio social.
Como si supieran en un estado de melancolía que lo que se hace en la libertad eufórica de la acción pública sólo dura lo que dure la acción en escena escenificando la acción, unas cuadras abajo y de nuevo en un interior se encuentra El efecto institución. En el MUDE, museo de la moda y el diseño que ocupa la ruina contemporánea de un antiguo banco cuya renovación fue detenida a medio camino, la serie de residencias consecutivas tiene como tarea el proceso, altamente reflexivo, de revelar lo que se necesita para hacer y lo que significa tener una institución. Empezando en tabula rasa, diez instituciones independientes de todo el mundo ocuparan alternadamente un espacio durante los próximos tres meses manteniendo talleres y programas públicos. Fábrica, de Italia, Storefront for Art and Architecture, de los Estados Unidos, LIGA, de México, SALT, de Turquía, Z33 de Bélgica y otros muchos más, presentarán inconscientemente la singularidad de cada institución en la manera como se ocupe el espacio.
En relación a la intención curatorial inicial de plantear preguntas en vez de ofrecer respuestas, se puede decidir que Close, Closer realmente logró las metas que se propuso, pero que tal vez debiera reflexionar sobre si las preguntas que planteó y seguirá planteando son realmente aquellas que deseaba hacer. La Trienal de Arquitectura de Lisboa del 2013 es un evento saturado de ideología y con todo poseído por la ausencia de hegemonía. Si lo que se ha vuelto la norma es, de hecho, problemáticamente insostenible, es crucial interrogarnos sobre las maneras como el discurso evoluciona alejándose de esa tradición. Mientras parece que la única explicación posible a la falta radical de Álvaro Siza o Eduardo Souto de Moura en un evento arquitectónico en Portugal es la decisión de no incluir cierto tipo de pensamiento arquitectónico, quizás sea una presencia tan prominente dentro del discurso, la pedagogía y la cultura de la arquitectura contemporánea portuguesa que no debió haberse ignorado en conjunto. En vez de tratar de convencer a quienes asistieron al evento de algún modo sobre su forma proyectada de ideología arquitectónica, la Trienal de Arquitectura de Lisboa del 2013 tal vez presenta fuertemente el caso de la necesidad de un reconocimiento mutuo y de una ecología de la diferencia ideológica.
Cuando pensamos en la historia, especialmente en nuestra actual época de atemporalidad, 'cómo' la pensamos es casi más importante del [...]