Gobierno situado: habitar
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¡Felices fiestas!
18 febrero, 2019
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
“La planificación moderna tiende a relacionar las funciones de la vida diaria de una ciudad o de una región basándose en el pasado, estudiando y conociendo el presente y previendo el futuro.” Así define a la planificación Carlos Contreras en el primer número, publicado en septiembre de 1927, de la revista Planificación, publicada por el Órgano de la Asociación Nacional para la Planificación de la República Mexicana (ANPRM) y dirigida por él mismo.
Una ciudad noble y lógica: las propuestas de Carlos Contreras Elizondo para la Ciudad de México, es el libro escrito por Alejandrina Escudero y publicado por la UNAM que da cuenta, en sus más de 400 páginas, de las ideas y las obras del urbanista mexicano. Contreras nació en Aguascalientes en 1892, hijo del escultor Jesús F. Contreras. Estudió en la Universidad de Columbia, Nueva York, donde se graduó como ingeniero en 1913. Tras recibirse, Contreras fue profesor de arquitectura en aquella universidad y se dedicó al mismo tiempo al estudio del urbanismo. En el año de 1925 tomó la decisión de volver a México, dejando un trabajo bien remunerado, para que su primer hijo naciera en su país. Su primer trabajó —contó después en 1952, en un texto que cita Escudero—, “con un suelto de tres pesos y cincuenta centavos diarios, fue como profesor de dibujo en la Escuela Técnica Industrial Comercial en el Parque Lira, en Tacubaya.” Entre 1926 y 1928 fue profesor de Planificación de Ciudades y Arte Cívico en la Escuela de Arquitectura de la Academia de San Carlos y en 1927 fundó la ANPRM, de la que la revista Planificación servía como órgano de difusión. La ANPRM organizó la Primera Exposición de Planificación de Ciudades y Regiones en México (1927) y el Primer Congreso Nacional de Planificación (1930).
Escudero escribe que Contreras encontró una ciudad “desordenada, desarticulada, con pocas reglamentaciones (que eran ignoradas), una desigual dotación de servicios, escasez de vivienda para los trabajadores y clases bajas y congestionamiento en el centro.” Las propuestas que planteó Contreras desde finales de los años veinte van desde la escala regional, hasta la urbana, de vialidades, barrios y espacios específicos; desde la designación de zonas como reservas forestales en el lago de Texcoco o el Desierto de los leones hasta la prolongación de la avenida Chapultepec, la transformación del Zócalo o la construcción de una Ciudad Universitaria en las Lomas de Chapultepec. Contreras planteó tanto conservar y hacer más clara la traza original de la ciudad colonial, manteniendo el carácter monumental de ciertas zonas, y ordenar el inminente crecimiento urbano, trazando ejes de norte a sur y de oriente a poniente, y proponiendo bulevares arbolados o parkways así como anillos de circunvalación y periféricos. El ejemplo a seguir para Contreras era el Regional Plan of New York and its Environs, publicado en ocho volúmenes entre 1921 y 1926 y que, según da cuenta Escudero, formaban parte de la biblioteca del urbanista mexicano.
Contreras participó en varios proyectos en la ciudad. Fue asesor técnico de la Comisión de Planificación cuando se iniciaron los trabajos para la ampliación y prolongación de San Juan de Letrán, hoy Eje Central Lázaro Cárdenas, calle que él concebía debía convertirse en la arteria comercial de mayor tránsito e importancia de la ciudad. También consiguió que en 1938 se celebrara en la Ciudad de México el XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación, sede que había propuesto desde 1925, cuando Ebenezer Howard, quien había fundado el organismo en 1913, aun lo presidía.
Llegando a la década de 1950, se habían implementado algunas ideas propuestas décadas antes por Contreras, como el anillo de circunvalación. Él seguía haciendo planes para la ciudad, además de que colaboró con Luis Barragán en el desarrollo del fraccionamiento del Pedregal de San Angel. También participó en la definición del trazo de las primeras líneas de metro para la ciudad, en 1948, aunque ya había propuesto transporte subterráneo desde su plan regulador de 1933. Sin embargo, el crecimiento de la Ciudad de México se había acelerado y la percepción de especialistas, políticos y habitantes era que lo hacía de manera caótica, sin seguir ningún plan. El mismo Contreras escribió en 1952 en su columna en el diario Novedades: “Sin programa ni política urbana, los errores se han venido acumulando durante siglos; las sangrías constantes —desagüe y pozos—; la desecación del Lago de Texcoco; la desforestación continua. El nivel de las aguas freáticas ha bajado notablemente; la ciudad se ha hundido y se sigue hundiendo; las aguas negras están a flor de tierra; los bosques desaparecen; las tolvaneras aumentan […] El valle de México adquiere características desiertas.”
El libro de Escudero, con una investigación de archivo exhaustiva, narra la historia de las ideas y las propuestas para la Ciudad de México de Carlos Contreras Elizondo, y los intentos por difundirlas y llevarlas a término, lo que en lo general no sucedió, pese a que varias se realizaron, por él o por otros —que no siempre le concedieron el crédito— y se trata sin duda de un documento necesario y útil para quienes quieran entender el desarrollo de la Ciudad de México durante el segundo cuarto del siglo pasado.
Alejandrina Escudero, Una ciudad noble y lógica. Las propuestas de Carlos Contreras Elizondo para la Ciudad de México, UNAM, 2018.
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