Historias de inclusión y exclusión: ningún espacio es autónomo. Conversación con Diane Davis
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¡Felices fiestas!
9 septiembre, 2016
por Francisco Brown | Twitter: pancho_brown | Instagram: pancho_brown
Esta semana cerró la exhibición Extra-Ordinary: New Practices in Chilean Architecture (Extra-ordinario: Nuevas practicas de arquitectura chilena) en el Center for Architecture de Nueva York. La exhibición presentó 18 proyectos de 15 estudios de arquitectura y estuvo curada por Jeannette Plaut y Marcelo Sarovic, directores de la plataforma cultural Constructo.
Los curadores pretenden relatar el resurgimiento de una arquitectura chilena de enorme calidad luego de lo que ellos denominan “un cultural blackout de los setenta y ochenta”. La exhibición, que incluye proyectos de reconocidos estudios –como Alejandro Aravena o Smiljan Radic– junto a las nuevas promesas de la arquitectura participantes en el Young Architecture Program –la iniciativa del MOMA PS1 de Nueva York, con sedes en Estambul, Nueva York, Roma, Seul y Santiago–.
La exhibición se dividía en tres secciones principales: el área de paneles verticales, una serie consecutiva de pósters por proyecto en un formato estándar; una segunda sección con dibujos y sketches del proyectoMuerte en Casa de Smiljan Radic –un pequeñísimo ejemplo del intrincado y poético genio del arquitecto Chileno–; y, finalmente, una serie de videos por proyecto.
Esta última sección se diseñó como una suerte de binoculares turísticos, pero con una pequeñísima pantalla donde el video de cada obra corre sin parar. Los dispositivos están colocados a una altura donde el visitante se debe inclinar en una postura inusual, de forma que la curaduría obliga a la audiencia a descubrir que hay dentro de esas cajitas: una suerte de mirar a través del picaporte de la puerta para descubrir otro mundo: Chile y su arquitectura actual.
Exhibir arquitectura presenta una problemática conceptual fundamental: ¿cómo es posible exhibir arquitectura sin arquitectura?, ¿cómo hacerlo a través de medios de representación de la misma?, tal y como menciona Barry Bergdoll en sus estudios sobre la exhibición de la arquitectura. Los curadores, haciendo uso del video y sonido, nos empujan lo más cerca posible de la experimentación de los proyectos; la arquitectura chilena es ultra sensorial, con más carga en lo material que en lo geométrico, y conectada con mucha astucia y precisión a su contexto inmediato. La mayoría de las obras expuestas calzan tan bien, y transcienden ese culto del objeto arquitectónico, para ser parte mas de un conjunto de ciudad, o parte del bosque o páramo.
“El Ojo debe de viajar”, mencionó Dianna Vreeland, acerca de sus viajes como la mayor fuente de inspiración para su trabajo en Vogue; nuestros ojos deben de viajar al sur, no sólo para conocer en persona estas obras, también para descubrir las razones y circunstancias que hicieron de estas obras arquitectónicas algo único, exacto y hermoso.
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