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Tomás Bilbao y el rescate de uno de los íconos del modernismo en vísperas de la Guerra Civil Española

Tomás Bilbao y el rescate de uno de los íconos del modernismo en vísperas de la Guerra Civil Española

10 octubre, 2023
por Olmo Balam

Foto: Antonio Álvaro Torresillas/Fundación Docomomo Ibérico.

Al mismo tiempo rescate y reconocimiento, el jueves 5 de octubre entró en el registro hispánico de la Fundación Docomomo, uno de los edificios más importantes proyectados por el arquitecto español Tomás Bilbao Hospitalet (Bilbao, País Vasco, 1890 – Distrito Federal, México 1954). Ubicado en el número 2 de la calle Francisco Cantera, en la provincia de Burgos, la inclusión del inmueble en este catálogo internacional busca preservar y divulgar la arquitectura moderna y, especialmente, la obra de Bilbao, quien se hizo famoso en los años que precedieron a la guerra civil español y después por su trabajo y legado en su exilio mexicano.

Como muchos de los proyectos más significativos en el currículo de Bilbao, conocido por sus propuestas de un único tipo de vivienda adaptado a las dimensiones impuestas por la parcelación de la manzana de ensanche, se trata de un edificio de vivienda colectiva que se construyó en 1931. Es de especial importancia en Burgos porque fue el primer edificio en seguir los parámetros de la arquitectura racionalista, lo que en su momento supuso toda una innovación para el paisaje de una ciudad acostumbrada a otro tipo de arquitecturas. Consta de una planta baja –destinada sobre todo a comercios–, una entreplanta como almacén para esos puestos de servicio, y cuatro plantas para viviendas. El inmueble cuenta con 1,664 metros cuadrados, que hoy en día se reparten en espacios comerciales, como de hostelería, peluquería y bar, además de 10 de viviendas de entre 75 y 110 metros, mismas que durante años han estado desocupadas

La inclusión, que sucede 92 años después de su edificación, también es importante porque significa un rescate del abandono y deterioro que el conjunto había sufrido a pesar de ser considerado un ejemplo paradigmático del modernismo y racionalismo. Justo el año pasado, en una de las primeras acciones para restaurar el edificio, se subastó por 1.7 millones de euros, cifra que representa sólo la mitad de su valor, pero tiene como intención la de comenzar su rehabilitación. Al acto de reconocimiento, que se realizó el jueves 5 de octubre, asistieron autoridades locales y se subrayó la importancia de que los propietarios actuales y futuros preserven –con ayuda de la provincia– este inmueble cuya fachada luce desgastada.

Foto: Antonio Álvaro Torresillas/Fundación Docomomo Ibérico.

El Docomomo (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement) [Comité Internacional de Documentación y Conservación de Edificios, Sitios y Barrios del Movimiento Moderno] se fundó en 1990 y tiene como propósito principal registrar y preservar el legado del modernismo arquitectónico. En su comunicado indica que el edificio de la calle Cantera se incluye en su registro por su importancia histórica y también, en lo particular, por “ciertas características de los vuelos, de los aleros, por los valores de la composición de fachada y de la composición en planta”.

El Docomomo incluía ya otros edificios del arquitecto bilbaíno, casi todos de vivienda colectiva: edificios de viviendas en las calles Muelle de Ripa 6 (1931-1933); en la alameda (1933-1935); en la alameda Recalde (1935); Edificio de viviendas, en la calle Henao (1933-1934); Edificio de viviendas en la calle Fernández del Campo (1934-1935); dos casas dobles para Roberto Deprit (1936-1941).

En la misma provincia donde se encuentra este edificio, como señaló un diario mirandés, también se encuentran otros edificios reconocidos por la Fundación como las iglesias parroquiales de Las Matillas o El Buen Pastor, la iglesia de FEFASA, el Instituto Laboral de Miranda, el colegio de los Holandeses, el edificio de Correos, o el Cine Novedades; mientras que en el resto de la provincia de Burgos hay otros 47 edificios.

La noticia ha resonado de manera especial en México, tierra de exilio de Tomás Bilbao quien, debido a su papel como fundador de Acción Nacional Vasca, llegó en 1942 a la Ciudad de México. Ya acá, Bilbao se distanció del oficio de arquitecto para dedicarse a la política y el apoyo a los exiliados republicanos, que en ese entonces llegaron de forma masiva a México. Sin embargo, construyó algunos de los edificios de la colonia vascuence y colaboró de forma cercana con otros de sus colegas y paisanos, como Juan de Madariaga y José Villagrán.

La importancia de su obra tendría que esperar varios reconocimientos póstumos, como el libro con sus obras reunidas, publicado en 1995 por el Colegio de Arquitectos Vasco-Navarra, de la delegación Bizkaia, y firmado por Ignacio San Ginés. Aunque el arquitecto vasco no pudo hacer tantas obras como en su país, su llegada y permanencia a México han rendido frutos, sobre todo entre los miembros de su familia, muchos de ellos arquitectos: como es el caso de sus nietos y bisnietos Pablo Benlliure Bilbao, José María “Tite” Bilbao Rodríguez, Tatiana Bilbao Spamer, Jaime Benlliure Conover, Juan Pablo Benlliure Betancourt, Gabriel de la Torre Benlliure, Tomás Bilbao Ramírez y Manuel Bilbao González.

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