3 agosto, 2016
por Arquine
El estudio mexicano TEN Arquitectos, liderado por el arquitecto Enrique Norten, presentó de forma oficial el pasado mes de julio el que será la nueva sede del Museo Mexicano de San Francisco con la colocación de la primera piedra. Esta institución tiene el honor de ser el primer museo de arte, cultura y patrimonio mexicano, mexicano-americano, chicano, latino y latinoamericano del mundo. Ubicado en el número 706 de Mission St., el proyecto ocupará los cuatro primeros niveles de una torre residencial de lujo de más de 65,000 metros cuadrados diseñada por Millenium Partners. La idea es que tanto la torre como el museo se conecten al vecino edificio Aronson —que data de 1903— que será restaurado y rehabilitado para integrarse como una parte más de la propuesta. En su nueva localización, el museo exhibirá una colección permanente formada por más de 15,000 piezas y estará rodeado con una envolvente plástica de tres pisos de altura realizada artista holandés con sede en México Jan Hendrix. El nuevo complejo contará, además, con dos galerías de doble altura, un anfiteatro, un centro educativo, un restaurante y una tienda. El proyecto para el Museo Mexicano amplia la experiencia del estudio en este tipo de programas —desarrollada en casos como el Museo Universitario del Chopo o el Museo Amparo de Puebla— para constituirse como un importante centro social, cultural, educativo para el disfrute y la promoción del arte y la cultura mexicana y mexicano-americana en San Francisco.
Junto a este anuncio y tan sólo unas semanas antes, Norten inauguraba su diseño para la nueva sede de la Biblioteca Pública de Nueva York, una nueva sede ubicada en la calle 53, en un barrio denso con instituciones de primer orden, residencias de lujo y oficinas. Con una superficie de 28,000 pies cuadrados, el proyecto busca garantizar las necesidades de un espacio público y de encuentro para la comunidad local y los ocasionales turistas de la zona. Este trabajo supone el primer proyecto cultural completado en Nueva York por la firma mexicana.
La propuesta transforma un espacio de baja calidad en un paisaje abierto y luminoso con una fachada transparente que revela la dinámica interna de la calle y del nuevo espacio. Desde la entrada se pueden ver los distintos programas que ocupan los diferentes niveles interiores, creando una interacción y un diálogo con su entorno. El proyecto es, por tanto, una plataforma para el cambio y el intercambio que, gracias a sus recursos, eleva por igual al individuo y al colectivo.
Al interior, las tres plantas están abiertamente conectadas para permitir la entrada de luz y las vistas, proveyendo un sin fin de nuevas oportunidades al disfrute y la interacción social: “desde conciertos jazz, festivales de música o diferentes proyecciones de cine”. Programas que se irán develando poco a poco con el uso del espacio. La adaptable planta abierta y su integración con los libros, el arte y la tecnología permiten al usuario disfrutar de un paisaje accesible e intuitivo que ofrece un amplio espectro de espacios públicos y privados, reconociendo así que la única manera posible de construir comunidad es gracias al empoderamiento individual del usuario desde el que descubrir su propio nicho creativo.