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Columnas

Significación de la construcción de la Bauhaus, cien años después

Significación de la construcción de la Bauhaus, cien años después

22 julio, 2025
por Gustavo López Padilla

Ilustraciones: Natalia González Piña

Han Pasado cien años del inicio de la construcción de la Bauhaus, en Dessau, Alemania, proyecto del arquitecto alemán Walter Gropius (1883-1969) y con ello se presenta la oportunidad de reflexionar histórica y críticamente, acerca de la significación de la experiencia, teórica y constructiva del propio edificio de la escuela, además de lo que tiene que ver en el tiempo, con lo relacionado con las maneras educativas que se experimentaron al interior de la institución, a lo largo de sus 14 años de existencia (1919-1933). De inicio, hay que recordar que el movimiento moderno de la arquitectura, remonta sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII con el surgimiento de la Revolución Industrial y muy cercano a ello con lo que tiene que ver con el movimiento cultural de la ilustración, transitando la arquitectura en el tiempo por la llamada arquitectura de la ingeniería, luego el arts and krafts, el art nouveau, el movimiento protoracionalista, las vanguardias figurativas de finales del siglo XIX y principios del XX, hasta llegar al propio movimiento moderno racionalista, durante las primeras dos décadas del siglo XX, siendo particularmente significativo e icónico, como representativo de la consolidación de las ideas del movimiento moderno, justamente el proyecto y construcción del edificio de la Bauhaus, entre 1925 y 1926.

Hay que tener presente, que el planteamiento conceptual del proyecto de la Bauhaus, de claras referencias filosóficas cartesianas, a lo que se suman el empirismo inglés, el pensamiento kantiano, el hegeliano y el positivismo de Augusto Comte, ejemplifica las ideas de un orden compositivo, formal y constructivo, que descompone, ordena y aglutina jerárquicamente los componentes de programa solicitados, resueltos geométricamente con base en formas geométricas simples, regulares, que dejan atrás las referencias históricas y los componentes superfluos, buscando expresiones que aluden a la modernidad, a lo nuevo y a las ideas de progreso, representando con naturalidad el espíritu de su tiempo. Si nos detenemos a mirar y analizar la planta de conjunto de la Bauhaus, parece gráficamente el diagrama de funcionamiento, que responde a los requerimientos cartesianos de programa arquitectónicos solicitados, que se traducirán en la propuesta conceptual, técnica, volumétrica proyectual, que se visualiza en la materialidad de la Bauhaus. Su resultado formal y compositivo, sus secuencias espaciales y el conjunto de detalles que muestran la imagen de la obra, la convierten en un edificio manifiesto, que se identifica con claridad y justeza, con las ideas del movimiento moderno racionalista. Están presentes las ideas de la planta libre reconfigurable, la sistematización modular que ordena los componentes de programa y constructivos, buscando además espacios calificados por la luz natural y un sentido racional de austeridad. Se trata de una propuesta volumétrica dinámica, contrastante, con algunas fachadas que contienen importantes superficies acristaladas y otras más en donde las composiciones a base de muros de fuertes, claras y nítidas presencias, juegan con la idea de fondo y figura, con relación a ventanas pequeñas, en donde sus balcones nos dejan ver contrastes de claroscuros, mostrando el transcurso del tiempo. Hablamos de la Bauhaus, entendida como una imagen construida, que representa la consolidación de las ideas del movimiento moderno, insistiendo además, como una obra que fue expresión cultural de su tiempo.

Por los años de la fundación de la Bauhaus en 1919 y la construcción de su emblemático edificio en 1925, se consolidaban también las ideas capitalistas, representadas por el taylorismo, que proponía la sistematización funcional y organizativa de la producción industrial, que traía aparejada la realidad de la competencia entre empresas y países, como condición fundamental. La fábrica de automóviles Ford, representa a cabalidad lo anterior. Alemania consciente de esta realidad y para afrontar de mejor manera esta competencia, propuso en ese tiempo, la creación de un buen número de escuelas artesanales-tecnológicas, asumiendo la idea fundamental de que impulsar la educación entre los jóvenes, era una manera racional, lógica, que le permitiría ser mas competente y poder así ocupar un lugar significativo dentro de aquella realidad centroeuropea, económica, política, social y cultural de su tiempo. Contradictoria y naturalmente, la primera guerra mundial, influyó también en el impulso a la economía y con la idea de tratar de afrontar y resolver las crecientes demandas sociales, de quienes vivían en las ciudades, en términos de nuevas viviendas, escuelas, hospitales, mercados, edificios públicos, infraestructuras y equipamientos urbanos, la educación jugó también un papel determinante. En la atmósfera y realidad histórico cultural de todo lo anterior, aparece la Bauhaus y con ello su interesante modelo educativo, que apoyado sobretodo en las necesidades de la realidad alemana, propuso de manera integral, mezclar criterios educativos que implicaron arte, ciencia y tecnología, con actividades manuales, artesanales y en donde el conjunto de la cultura, entiéndase arquitectura, urbanismo, pintura, escultura, danza, teatro, diseño industrial, gráfico y actividades educativas relacionadas con la carpintería, el diseño mecánico, de textiles y vitrales, estaban también presentes. Se planteó una educación en la que se enseñaba y aprendía haciendo proyectos que resolvían necesidades sociales reales, que generaban además, con su ejecución y producción, recursos económicos que contribuían al funcionamiento de la propia escuela.

Ilustraciones: Natalia González Piña

Una buena cantidad de diseños, materializados en muebles, lámparas y diversos objetos de uso cotidiano se convirtieron en el tiempo, en imágenes asociadas a la realidad educativa y de producción de la Bauhaus, muchos de los cuales se siguen produciendo y vendiendo actualmente, con la característica de que el diseño de muchos de ellos, parece que han logrado escapar al tiempo. Siguen siendo atractivos, funcionales, rentables y sólidamente actuales. Hay que reconocer particularmente en todo lo anterior, la visión histórica, cultural, educativa, capacidad de convocatoria y organización de Walter Gropius, quien logró conjuntar una plantilla rica, diversa y muy representativa de profesores que dejaron ver las diferentes expresiones de la cultura, incluyendo arquitectos, urbanistas, pintores, escultores, diseñadores industriales, gráficos, fotógrafos, representantes de teatro, pensadores, filósofos y muy diversos artesanos, que lograron superar sus propios egos y trabajar en conjunto de manera exitosa, logrando que su modelo educativo y sus resultados, se convirtieran en una influencia de repercusiones mundiales, que hoy en día sigue siendo vigente, en diversos países y ciudades en el mundo. Entre el conjunto de profesores que formaron parte de la Bauhaus, podemos destacar a Wassili Kandinsky (1886-1944) pintor, Lyonel Feininger (1871-1956) pintor y fotógrafo, Paul Klee (1879-1940) pintor, Walter Gropius (1883-1969) arquitecto, Lilly Reich (1885-1947) arquitecta y diseñadora de interiores, Ludwig Mies Van Der Rohe (1886-1969) arquitecto, Josep Albers (1888-1976) pintor y docente de arte, Anni Albers (1899-1994) artista textil y grabadora, Marcel Breuer (1902-1981) arquitecto y diseñador, Herbert Bayer (1900-1985) diseñador gráfico y pintor, Laszlo Moholy Nagy ( 1895-1946) diseñador visual, Lucía Moholy (1894-1989) fotógrafa, Sybil Moholy Nagy (1903-1971) historiadora de la arquitectura y del arte, Ludwig Hilberseimer (1885-1967) arquitecto y urbanista, Hilde Hubbuch fotógrafa, Gunta Stolzi (1897-1983) tejedora, Elizabeth Kadow (1906-1979) artista textil, Hannes Meyer (1889-1954) arquitecto, Johannes Itten, (1888-1967) pintor, Grete Stern (1904-1999) diseñadora y fotógrafa y Marianne Brandt (1893-1983) diseñadora de metal, entre los mas importantes. Vale la pena en esta relación de artistas y profesores de la Bauhaus, reconocer y destacar la presencia de las mujeres, quienes tuvieron una labor docente y profesional destacada, además de actividades relacionadas con la reflexión y difusión público-histórica de las propias actividades dentro de la institución educativa.

Pasados cien años del inicio de la construcción de la Bauhaus (1925) y un poco mas, tomando en cuenta la fundación de la escuela en 1919, vale la pena valorar el significado del conjunto de la experiencia, pensando en las realidades de los días actuales. Si bien es un hecho que a lo largo del tiempo, la influencia educativa de la Bauhaus ha sido muy importante en distintas regiones del mundo, lo es también, el que las condiciones actuales son diferentes de lo que sucedía a principios del siglo XX. Vale la pena destacar que la Bauhaus siempre contó con una reducida cantidad de estudiantes de forma permanente, estimándose que alrededor de 1400 estudiantes pasaron por sus aulas. Si suponemos 14 años de existencia de la escuela, podríamos suponer un promedio de 100 alumnos por año, sin que esto este plenamente documentado. En la Bauhaus, la enseñanza se desarrolló de manera integral, tomando en cuenta fundamentalmente las necesidades de la realidad social de su entorno, considerando como un todo el que con la arquitectura, interactuaban en conjunto y tenían que ver el diseño urbano, el de paisaje, el industrial e incluso el gráfico. Una buena parte de los arquitectos de aquellos años en que operó la Bauhaus, incursionaron de manera integral en la planeación, el diseño urbano, arquitectónico, de paisaje, industrial y gráfico, desarrollando adicionalmente otras actividades que se relacionaban con la pintura o la escultura. Podemos pensar a manera de ejemplos de lo anterior, en autores como Hannes Meyer, Ludwig Hilberseimer o en Le Corbusier, aunque este último no participó en la experiencia de la Bauhaus.

Hoy en día las poblaciones de las escuelas de arquitectura en el mundo, varían de unos cuantos cientos hasta miles de estudiantes por año, siendo mayores naturalmente de lo que sucedía en la Bauhaus. A manera de ejemplo, la Facultad de Arquitectura de la UNAM, cuenta con una población total estudiantil de 7605 alumnos. En buena medida, como consecuencia de lo anterior, otra característica de las escuelas de arquitectura actuales, tiene que ver con el grado de especialización de los estudios que ahí se imparten. Es una realidad que se estudia, casi por separado, lo que tiene que ver con arquitectura por un lado y por otros caminos planeación y diseño urbano, diseño de paisaje, diseño industrial y finalmente diseño gráfico. Pocas interrelaciones directas y consistentes existen entre los diferentes campos del diseño y se cuenta con espacios y profesores especializados que operan por separado. Otra circunstancia diferente tiene que ver con las condiciones y modalidades de enseñanza aprendizaje actuales, que son totalmente diferentes de aquellas con las que se enseñó en los tiempos de la Bauhaus, a principios del siglo pasado. Tenemos que considerar además, que la arquitectura ha evolucionado en el tiempo y hoy en día existen mas variantes de cómo entender y enfrentar los proyectos que son solicitados, teniendo en cuenta la complejidad y diversidad de la vida actual.

Pensando en las ideas anteriores, vale la pena visualizar para los tiempos actuales nuevas alternativas, que pudieran ser semejantes en su significación, trascendencia y aportaciones, de lo que fue la escuela de la Bauhaus en su momento, tratando de enriquecer y diversificar las posibilidades actuales de la enseñanza de la arquitectura. Hay que partir naturalmente de pensar y valorar la historia y reflexionar sobre las particulares condiciones actuales de la economía, la política, las situaciones sociales, del conjunto de la cultura y la ciencia. Es importante insistir en la enseñanza de la arquitectura, teniendo en cuenta las necesidades de las realidades sociales, económicas, políticas, científicas y culturales, de lo que sucede hoy en día. Se trata de que los trabajos que se desarrollen en la enseñanza aprendizaje, en la medida de lo posible, respondan a requerimientos y compromisos comunitarios reales, de algún grupo social en particular, siendo deseable además, que los proyectos urbanos o arquitectónicos, se puedan desarrollar, teniendo en cuenta las modalidades de lo que se llama la arquitectura participativa, en donde para la definición de los proyectos y el llevarlos a cabo constructivamente, la participación social de la comunidad a la cual están encaminados, sea estrecha y definitoria.

Ilustraciones: Natalia González Piña

En lo que tiene que ver con las metodologías de enseñanza, para lo que sucede hoy en día, evidentemente se deben tomar en cuenta las modalidades mas actuales, de todo lo que tiene que ver con los sistemas de comunicación y difusión del conocimiento, como lo es el internet. Si bien es importante tener en cuenta la historia, la teoría, la reflexión crítica y la filosofía, a las cuales se pueden acercar los alumnos mediante libros, revistas e internet, en lo que tiene que ver con otras materias, compositivas, proyectuales y constructivas, se puede y es muy útil, recurrir a modalidades comparativas sobretodo visuales, recurriendo y buscando las alternativas mas avanzadas y representativas que se han experimentado en la historia, buscando además y tomando en cuenta las experiencias mas actuales. En todo esto naturalmente juega hoy en día un papel fundamental lo referente a la llamada inteligencia artificial, debiendo tener particularmente cuidado en el planteamiento del rumbo, criterios y tiempos de decisiones, en donde profesores y alumnos deben asumir su responsabilidad de investigación y creativa personal, definitoria y no dejarse llevar y depender sola y acríticamente, de las propuestas aleatorias resultantes de la inteligencia artificial. Todo lo anterior se debe complementar además con visitas y viajes, a muy distintos lugares, urbanos y arquitectónicos, caminando, dibujando, pensando y comparando lo visitado, valorando emplazamientos urbanos o paisajísticos, escalas de proyectos, secuencias de recorridos espaciales, percibiendo y sensibilizándose con criterios compositivos de unidad, variedad, ritmos, contrastes, juegos de luces y sombras, texturas, tomando en cuenta además, criterios constructivos, solución de detalles, uso y combinación de materiales. No hay duda, que al final del camino, la mejor escuela de arquitectura en el mundo, es precisamente la calle, con todo lo que ello implica. Vale la pena que estas actividades de visitas, realizarlas, combinando algunas de manera personal y otras en grupo, intercambiando críticamente los resultados de las experiencias.

Es importante que entre los profesores y alumnos involucrados en la enseñanza – aprendizaje, exista una combinación interdisciplinaria lo mas rica posible, tomando en cuenta, como en la Bauhaus, de ser posible la presencia de filósofos, sociólogos, economistas, políticos, urbanistas, arquitectos, diseñadores industriales, gráficos y sumando a diferentes personajes de la cultura como pintores, escultores, músicos, gentes de teatro, cine y televisión. La arquitectura, como expresión construida de los valores de la vida, implica necesariamente la participación de la mayor diversidad de actores. La arquitectura necesariamente es el resultado de un trabajo en equipo, en donde todos son importantes. Para llevar a cabo lo anterior con eficiencia, es vital tomar en cuenta la escala poblacional de la escuela y de los equipos de trabajo interdisciplinarios, involucrados en el planteamiento y solución de los proyectos. Encontrar la medida numérica justa, rica y equilibrada, puede contribuir de manera determinante en la calidad resultante de la educación y los proyectos en cuestión. Aventurando, me parece que grupos de 20 estudiantes, es una escala manejable y en la cual se pueden establecer las interacciones necesarias eficientes.

En todo esto, asumiendo sobretodo una postura crítica, vale la pena tener presentes posturas filosóficas actuales como el pragmatismo, que toma en cuenta el ejercicio de la razón y la significación de la experiencia, en donde el valor del conocimiento y sus resultados deben ser verificables y teniendo en cuenta la consideración de lo útil. Pero vale la pena también no dejar de lado lo que tiene que ver con las utopías, que aluden a las posibilidades que pueden ir mas allá de las limitaciones de la razón y la realidad. Se vale atreverse a soñar. En este sentido, podemos tener en cuenta al filósofo Blaise Pascal (1623-1882) matemático, físico, filósofo y teólogo francés, quién propone considerar pensamientos flexibles que obedezcan al corazón, sin excluir a la razón. En su momento la Bauhaus represento en conjunto ideas de avanzada. Hoy en día se antoja que pudieran existir para nuestro tiempo, mas escuelas significativas, construidas y pedagógicas, a semejanza de lo que fue la Bauhaus a principios del siglo XX y que estas nuevas escuelas se conviertan en su imagen y modalidades educativas, en representativas de los inicios del siglo XXI, entendiendo además, de manera sustancial, el ejercicio de la arquitectura como un gran compromiso social. Sería deseable que pudieran aparecer nuevas edificaciones arquitectónicas dedicadas a la educación, que signifiquen y representen las realidades actuales, en donde espacialmente la complejidad, la diversidad, la flexibilidad, lo imprevisto y la inclusión estén presentes.

Ilustraciones: Natalia González Piña

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