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¡Felices fiestas!
3 noviembre, 2013
por Arquine
Ya de regreso de un gran viaje por la ciudad de las siete colinas y las capas de historia que se presentan en cada esquina y confirman aquello de “todos los caminos te llevan a Roma”. Gran convivencia entre colegas, donde abundó la concordia y el buen humor. De bote pronto se me ocurren algunos temas intercalados: turismo, ciudad, pasado y presente.
Me impresionó que casi al final de octubre la ciudad tenga una enorme cantidad de turistas. El turismo masivo es un peligro y es un tema de este siglo. Los romanos viven acosados, pero viven intensamente su ciudad, viven sus monumentos, los comparten, se han sensibilizado. Por ejemplo ya respetan al peatón: es muy común en la calle —via— ver juntos al auto, la moto, la bici y al peatón. Lo viví en la Via Condoti —la más cara de Roma— el Mercedes con guardaespaldas a vuelta de rueda. Ojalá algún día resulte común esto en la ciudades mexicanas.
En las ciudades patrimoniales hay que respetar el pasado, protegerlo pero no congelarlo. En Roma sobre actúan en este sentido: es entendible por el tesoro que tienen, pero todo es “restauro”. Hay muy pocas intervenciones modernas. Celebro el aire fresco que aporta el Museo dell´ Ara Pacis de Richard Meier , con su plaza abierta al Mausoleo de Augusto. En este sentido otra intervención afortunada, aunque ya no tan adentro de la zona monumental es el Auditorium de Renzo Piano que le hace un guiño al estadio de Flaminio para los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma, diseñado por Nervi, y deja entre los tres volúmenes de los teatros un espacio abierto parar admirar a la lontananza las colinas romanas. Me gustó este proyecto que también le hace un homenaje al gran finlandés Alvar Aalto y que por sus formas es conocido popularmente como las Tortugas. Sin embargo puedo entender la aberración a la arquitectura moderna de los romanos si las intervenciones pretenden ser protagónicas como el Museo Maxxi de Zaha Hadid. Ahí, además, hay una cuestión ética: debes cuidar el dinero de tu cliente. A la Diva eso le no le importa. Se gastó todo el presupuesto en la primera parte del proyecto que quedó y quedará inconcluso. Increíble pero no tienen recursos ni para montar exposiciones —en mi opinión al no haber hecho todo el Museo, le deja una plaza “impensada” que es lo mejor que tiene. Muchos fuegos de artificio para tener unas circulaciones que llegan a muy pocos lados —me recordaron a Gertrude Stein diciendo “there is no there there…”
Concluyo: los centros históricos no pueden ser museos de plástico, no pueden ser ciudades temáticas, resultan aburridísimas y vacías, una especie de Disneylandia para adultos y deben permitir reflejar el momento actual. La construcción de las ciudades es el logro mayor de la humanidad, la forma de la ciudad siempre ha sido un feroz indicador del estado de la civilización. Las ciudades han triunfado, nos lo dice el célebre economista de Harvard Edward Glaeser: la gente prefiere apretarse en las ciudades, en altas densidades, ligados a sistemas de transporte más o menos eficientes. Las ciudades están de moda y en la mente de todos, el tema de las urbanización del mundo es el del siglo que vivimos hoy. Si el siglo XX fue de países, el XXI es de migrantes y de ciudades. Hay una evolución constante en el mundo que ya se hizo chico al interconectarse cibernéticamente, pero la aldea global siempre estará impactada por la aldea local; por la otredad, por lo diferente y lo diverso. ¡Que aburrido sería ser iguales!