Luis Barragán, el epicentro | Hallazgos visibles (II)
¿Se puede ubicar el epicentro del universo barraganiano? Si fuera posible no sería relevante, pero las consecuencias que derivarían de [...]
22 enero, 2014
por Oscar Ramírez | Twitter: Oo_inc
La arquitectura se escribe… a veces, y se escribe mal. No es verdad, no se escribe mal todas las veces, pero cuando se redacta como si fueran subtítulos de lo que se mira en las fotos es de las peores pobrezas. Como si fuera un karaoke donde casi se alcanza a ver una pelotita que va pautando las fotos: “el pro-yec-to es una es-truc-tu-ra de dos ni-ve-les que lo ar-ti-cu-la una es-ca-le-ra”. Cuando se agrega una “escritura” gráfica, dibujos en planta y cortes, la lectura se complementa y se explica por sí mismo el edificio. Al final, la información en dos dimensiones pautada por sus cuadrantes: norte, sur, este y oeste; explicará cómo es el espacio pero parco para saber que podría pasar. Las atmósferas y ambientes –el resultado final– no son las bonanzas que se comunican cuando se escribe arquitectura.
Puertas demasiado pequeñas es una historia imaginada, una novela donde sus personajes se entrelazan en un espacio sui-generis e imaginario: una casa diseñada por Luis Barragán en Guadalajara.
Ave Barrera, la autora, construye como si fuera un set los espacios donde se desarrolla la trama. El efecto narrado no es una descripción somera de alguna obra del arquitecto tapatío, es la deconstrucción del universo Barraganiano para luego unir partes reconocibles de edificios icónicos. Es así que muros, puertas, ventanales, salones muy grandes con techos de vigas de madera, butacas Miguelito, corredores estrechos, muros encalados, entre otros; se aglutinan y disponen del espacio por excelencia favorito de Barragán: el jardín, que amalgama y a pincelazos describe la onírica casa. Por fortuna (?) no figuran escaleras en voladizo ni descripciones cromáticas en los espacios, en cambio, abundan descripciones de atmósferas y secuencias en el edificio.
Así, la casa se convierte en un personaje más de la historia y es incluso determinante en la estructura narrativa de la novela, la condición de fortaleza con sus enormes muros contenedores.
La inmersión a Puertas demasiado pequeñas va sugiriendo una arquitectura secuencial y tridimensional dentro de su literatura. Dentro del oficio, una de las peores cosas que te podrían pasar es que en tu obra, las puertas te queden demasiado pequeñas.
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