2 agosto, 2024
por Verónica Maza Bustamante
Cambio climático y arquitectura son dos conceptos vinculados al mundo de la construcción en la actualidad, dada la urgencia por cambiar las formas en que se diseñan los espacios que habitamos en lo cotidiano. Es indispensable evitar que la temperatura del planeta aumente cuatro grados, porque, de no evitarse, podrían surgir consecuencias devastadoras como inundaciones y ciclones, mayores riesgos para la producción de alimentos, olas de calor, mayor aridez o mayor humedad en determinadas zonas, escasez de agua y la pérdida irreversible de diversidad biológica, como lo señala el Informe Turn Down the Heat, emitido por el Banco Mundial.
¿Cómo conseguir llegar a esa meta? ¿De qué manera se puede lograr que la industria de la construcción —uno de los principales sectores de la economía mexicana y el más importante en cuanto a valor de mercado en toda América Latina— cambie hábitos, materiales y diseños para volverse sustentable? Esta gran pregunta fue respondida con creces por las expertas y los expertos reunidos en Guadalajara (Jalisco) y provenientes de diversas áreas que dirigieron, durante dos días, el curso gratuito Arquitectura y cambio climático: rumbo a los 4 grados de calentamiento global, organizado por PENSARQ_.
Conexión a favor del planeta
PENSARQ_ es un proyecto cultural del despacho TAQ Arquitectura, fundado por Tania Quirarte y dedicado, desde hace más de 10 años, a la creación de experiencias de diálogo y reflexión sobre arquitectura a través de su conexión con otras disciplinas como el arte, el diseño, la vida urbana, los oficios, teniendo presencia en Guadalajara y otras ciudades de México.
Es decir, las actividades que organizan no son para hablar únicamente de arquitectura, sino para sumergirse en experiencias que trascienden en un diálogo compartido y vinculado a un sinfín de disciplinas que acercan a los presentes a nuevas formas de pensar y hacer en el mundo de la edificación.
En esta actividad, llevada a cabo en la sala Guillermo del Toro de la Cineteca FICG, el viernes 19 y el sábado 20 de julio, se entretejieron la información y los talentos de Jachen Schleich (Suiza); con los de Loreta Castro (Ciudad de México); José Gómez (Ecuador); y Maite Cortés (Guadalajara), en una serie de conferencias que reunieron, cada día, a cerca de 350 asistentes.
En la inauguración del curso, Tania Quirarte explicó que “si nosotros somos responsables del habitar humano, necesitamos entonces explorar nuevas formas de construir, no sólo usando materiales sostenibles, sino también técnicas resilientes”. La primera participación fue la de Jachen Schleich quien, desde hace 17 años, se desarrolla en la arquitectura mexicana. Su primera clase, “Cambio climático: causas y efectos”, fue el marco perfecto para comprender las sesiones de todo el curso.
Durante su ponencia, el cofundador del despacho de arquitectura Locus y director de la certificadora Minergie México, compartió que hoy en día la construcción es responsable de 90% del uso de los recursos minerales en el planeta: entre 70 y 100 mil millones de toneladas al año se extraen, maquilan, transportan y se instalan tan sólo en los países desarrollados. Es decir, el campo de la construcción está vinculado de manera directa con el cambio climático.
Entender el ciclo de vida de un edificio, que comienza con la extracción de la materia prima, sigue con el transporte a la obra, la construcción en sí misma y la forma en que se usa, es básico para poder generar menos impacto en la temperatura y los patrones en torno a cada estación del año.
Entender para amar y cambiar
La investigadora y pedagoga ambiental Maite Cortés es parte del Colectivo Ecologista Jalisco y trabaja en diversos proyectos desde Corazón Arborícola, su despacho ambiental colaborativo. En su clase “Ser árbol y vivir en la ciudad”, invitó a los asistentes a redescubrir a los árboles como habitantes urbanos y dejar de verlos como infraestructura.
“Los árboles son seres que comen luz, no comen agua”, reveló. Además, en lugar de tener cinco sentidos, como los seres humanos, tiene 15, con los que sienten, perciben y registran información. De hecho, de acuerdo con el neurobiólogo vegetal italiano Stefano Mancuso, las plantas son seres inteligentes, sintientes, que aprenden, tienen memoria y hacen asociaciones. Por ello, es importante entender que son seres vivos, no elementos de decoración que se pueden desechar. “El miedo de no poder controlar a la naturaleza, a la fauna que habita en ellos, a la ‘basura’ que generan sus hojas, lleva a que la gente los tale sin reflexionar previamente, sin hacer investigación ni pensar si es mejor caminar por una calle con árboles que dan sombra o por una avenida pelona a pleno rayo del sol”, explicó.
Por su parte, el arquitecto ecuatoriano José Gómez habló de su innovador trabajo en Babahoyo, una ciudad marcada por su proximidad al agua y su vulnerabilidad a las inundaciones. Con el colectivo Natura Futura, Gómez ha desarrollado proyectos que integran la construcción sobre pilotes y plataformas flotantes.
En su clase “La arquitectura como medio y el territorio como recurso”, compartió la necesidad de que la arquitectura responda y se adapte a su entorno, promoviendo los derechos y la conciencia de los habitantes locales, así como el aprovechamiento de los recursos naturales de la zona para crear espacios habitables y funcionales como La Casa que Habita, Casa del Silencio y el gimnasio Bardales, cuya historia compartió.
Para cerrar la sesión del viernes, se llevó a cabo un coctel en el que los participantes tuvieron la posibilidad de conversar entre sí, con ponentes, organizadoras y representantes de las marcas del ramo de la construcción que fueron patrocinadoras: Perdura, Estevez, Novaceramic, Panel Rey, Comex, Sukabumi, Arauco, Porcelanosa, Firenze, Gerdau Corsa, Urrea, Requiez, Okamura, Cerámicas Exclusivas y Gerflor.
Trabajo colectivo
Durante el segundo día de encuentro, de manera clara y precisa, Jachen Schleich habló de las “Estrategias de adaptación y mitigación” en vinculación con la adaptabilidad del ser humano, con la arquitectura vernácula, el diseño pasivo y de tecnología eficiente para edificaciones de baja complejidad que pueden ayudar a la adaptación y mitigación del cambio climático. A partir de ejemplos útiles, logró mostrar a la concurrencia de qué manera se puede trabajar con los elementos, las estaciones del año, los materiales y el diseño para, además de todo, tener confort en los espacios habitables.
Loreta Castro, cofundadora del despacho Taller Capital, es conocida por abordar problemas críticos de infraestructura y espacio público en sus proyectos, con un énfasis particular en la gestión del agua y la revitalización de áreas urbanas vulnerables. Algunos de sus proyectos más notables son el Parque Hídrico La Quebradora, el cual actúa como espacio de reunión y, también, como un sistema de gestión de agua pluvial diseñado para mitigar las inundaciones en una de las zonas más vulnerables de la Ciudad de México. El parque captura y almacena el agua de lluvia, la filtra y la reutiliza, demostrando cómo la infraestructura verde puede integrarse de manera efectiva en el entorno urbano.
En su clase, “Arquitectura del agua”, compartió diferentes estrategias hídricas que han sido capaces de establecer relaciones armónicas entre el agua y la humanidad, como se ve en su proyecto de La Quebradora, galardonado con el Premio Global LafargeHolcim Gold en 2018 por su capacidad para combinar la ingeniería hidráulica con el diseño paisajístico y la arquitectura, creando un espacio que beneficia tanto al medio ambiente como a la comunidad local.
El cierre del curso se llevó a cabo con una mesa de diálogo presentada por Novaceramic, en la que participaron todos los ponentes junto con Tania Quirarte. Durante esta sesión, los asistentes tuvieron la oportunidad de hacer preguntas y discutir directamente con los expertos, enriqueciendo aún más la experiencia de este expansivo curso.