Ideas espaciales para argumentar
Me gusta pensar que la arquitectura, si se presume no sólo como actividad instrumental, sino como forma de pensamiento, produce [...]
23 febrero, 2018
por Aura Cruz Aburto | twitter: @auracruzaburto | instagram: @aura_cruz_aburto | web: academia.edu
A raíz del sismo y, claro, antes, se ha puesto sobre la mesa el tema de la reconstrucción y de la responsabilidad que como arquitectos y diseñadores tenemos con la sociedad. En particular, desde el gremio arquitectónico, la respuesta ha sido vigorosa y, por ello, es justamente necesaria la puesta en cuestión de nuestros procedimientos. Por un lado, y aplaudo el hecho, existe un interés por colaborar en la reconstrucción y, además, por otro, existen iniciativas del mismo Infonavit que buscan que el gremio se inmiscuya en la configuración de territorio en México. Hasta ahí podemos estar entusiasmados, sin embargo la distancia que existe entre el entusiasmo y la capacidad de coproducir mundo y establecer plataformas de diálogo donde la mutua aportación de ideas, y no sólo de mano de obra, así como de comunicación de productos finales –porque producir planos en Autocad será algo difícil de apropiar por las comunidades y, como dice un admirado amigo y maestro mío, referencias hay, por ejemplo, el Manual del arquitecto descalzo para no ir más lejos– es muy grande. Asimismo, producir desde la filantropía no dignifica necesariamente porque está cerca, muy cerca de la caridad, además de que suele mantener como receptor pasivo e ignorante al habitante que estoy convencida que sabe más de su propia vida que cualquier arquitecto, nosotros sabemos otras cosas.
Pero, vaya, recordando que, desde acá, si bien claro que se critica, claro que se desestabiliza, porque sólo así las ideas se fortalecen, también se propone; además, recordando que esta columna es siempre un diálogo con otros que hacen mundo desde perspectivas soterradas, muchas veces invisibles y que –qué bueno– no persiguen el reconocimiento, me entusiasma compartir lo que Diseño Detonante ha desarrollado como metodología para posibilitar plataformas de colaboración desde la dignidad y que, sin duda, podrían ayudarnos como arquitectos a reconstruir desde la horizontalidad –que además ha puesto en acción en Juchitán, Oaxaca, en meses recientes.
Pero antes de pasarles el “micrófono” o, mejor dicho, el teclado, me gustaría destacar algunas cuestiones que se ponen en juego en su pensamiento y por supuesto, en su acción:
Desterritorializar la noción de diseño
El primer elemento fascinante es aquél que ve al diseño como un acto que va más allá de la misma materialidad. Se comprende que se diseñan subjetividades (el diseño nos diseña) y que, al fin y al cabo, la esfera material que constituimos cuando diseñamos, vale más por lo que posibilita que por su contingencia objetual en sí: posibilita experiencia de mundo. En este sentido, Diseño Detonante acuña una noción: no solo es diseño para la resistencia sino para la Reexistencia.
Diseñar, no para construir, sino para desmontar: desaprender como primer paso
Otro componente brutalmente poderoso está en ser capaces de concebir que el diseño en tanto capacidad de constitución de mundos posibles (Mazini Ezio, 2003) también es potencialmente y necesariamente una actividad de desmontaje de lo existente, de reinvención del mundo pero a partir del desmenuzamiento de la concepción preexistente.
Otredades
Por otro lado, Diseño Detonante se constituye, y no solo “toma en cuenta”, con base en las multiciplidades y el reconocimiento de los otros. No se trata de paternalistamente hacer alguna que otra asamblea para pedir la opinión de la gente o, peor aún para que validen un proyecto ya constituido, sino de primero establecer una plataforma de mutuo reconocimiento y respeto… el proyecto solo será posible cuando esta comunidad “inconfesable” (Blanchot, Maurice) esté constituida.
Agencia
Finalmente, y crucial, no basta pensar si es que esta reflexión no se vale de su actuar.
Ahora, sí, Diseño Detonante, toma el teclado.
DISEÑO DETONANTE
Compartimos tiempo, espacio e historia y más que eso tenemos la posibilidad de compartir presentes, pero lo que reina dentro de la esencia impersonal de este espacio compartido y la cotidianidad en la que estamos inmersos, es el desconocimiento e indiferencia profunda hacia el otro, lo que se transforma en aspectos fértiles para la aparición de imaginarios que, partiendo del impulso, de la distancia a los sujetos nativos de éstos y de la falta de reflexión, se convierten en prejuicios negativos que afectan la interacción necesaria para coexistencias respetuosas. Y es que, desde el inicio del proceso de colonización y colonialidad en Latinoamérica, se hizo paradigma “inamovible” la indiferencia, la sin memoria y el miedo a lo diferente, la exclusión social y económica que ha sido sistemática y que ha estado acompañada y perpetrada por los distintos canales y medios (de comunicación, educación y sistemas de control), que han sido determinantes en la construcción social de estos imaginarios.
Reflejo de lo anterior, y origen de nuestra propuesta, es Bogotá, ciudad latinoamericana que como en su mayoría es tanto reflejo abstracto de un mestizaje profundo, una diversidad latente en todos los lenguajes y manifestaciones de su cotidianidad, como también un exponente de violencia, condición que sentimos (sin ignorar las múltiples otras causas y razones que la generan) es producto de la respuesta histórica del no reconocimiento y omisión o falta de celebración profunda y real de esta diversidad. De lo anterior, surge la problemática a tratar: el desconocimiento y falta de identificación en el otro, que casi en círculo vicioso degeneran en miedo, transformándose en irrespeto y como nefasta consecuencia en violencia, producto de la negación del otro y, por ende, la negación de nosotros mismos. Basándonos en dicha problemática, y pensando en la responsabilidad que tiene la academia con el contexto, decidimos tomar agencia, pasar de la indiferencia y crítica sin acción, o teoría falta de práctica, a propuestas que caminen otras miradas, tanto desde el ámbito personal, como del colectivo, dando aparición al Colectivo Diseño Detonante.
Diseño Detonante busca generar propuestas, desde la inter, trans y adisciplinareidad, que detonen realidades otras en el ámbito social y político, centrados en las interacciones consigo mismo, los otros y lo otro, accionadas en la cotidianidad a través de recursos metodológicos, dialécticos y objetuales que tienen la intención de cambio de manera implícita y que, además, puedan tener una interpretación múltiple, no solo con una utilidad o sentido dado.
Nos movemos tomando al diseño como eje de nuestro hacer, siendo esencial la concepción de que éste, en su ser y su hacer, es una herramienta fundamental para lo que nos va diseñando y determinando como sociedad. Así, decidimos desde ese mismo diseño generar propuestas que puedan diseñando, diseñar otras maneras, otros mundos o como dicen desde la mirada decolonial unas “realidades otras”, entre las cuales se encuentra el Proyecto RE; propuesta en principio realizada a manera de taller, de un círculo contrapuesto al de la violencia y el desconocimiento, partiendo desde un progresivo redescubrimiento, resignificación y reconocimiento de y en el otro, para la transformación de imaginarios. El camino de este proyecto comienza en el año 2014 oscilando entre la iteración práctica y teórica, en distintos contextos latinoamericanos como Bogotá, Cali, San José (Costa Rica) en un evento cultural realizado en el marco del ALAS 2015 y, recientemente, en Ciudad de México y Juchitán (México).
Como parte de este proyecto, y pensando en la continuación de sus caminos y la apertura hacia una mayor diversidad de miradas y contextos, hemos decidido generar diversas herramientas de convocatoria que puedan detonar una curiosidad activa y participativa hacía éste, dentro de las cuales se encuentra la realización del cortometraje “ARMADILLO” donde se explora esta problemática, narrada a partir de elementos cotidianos y simbólicos, transitando por la construcción personal de imaginarios, la construcción e interacción con los otros y las oportunidades detonantes de cuestionamientos y quizá transformaciones hacia todo eso que determina nuestras interacciones, estructuras y maneras de habitar y habitarnos en el mundo. Esta pieza propone transportarnos a la ficción y ser un lente que nos permita ver ciertos invisibles dentro de una cotidianidad decididamente cercana a ésta, sin sentirnos fuera de la realidad que compartimos en el diario transcurrir.
Partiendo de la experiencia práctica y dialéctica del Proyecto RE y del taller que de él surge en particular –y en cuanto a lo teórico, compartiendo y mestizando fuentes diversas que van desde la sociología pasando por el diseño y los diferentes discursos de la decolonialidad– comenzamos a alimentar el proceso narrativo para dar paso a la creación.
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