Amoxtli in tlaquetilistli. Un libro sobre dos piedras y dos volúmenes sobre arquitectura
La arquitectura, a pesar de lo que pudiera parecer desde afuera (y a veces en su propio interior), tiene una [...]
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¡Felices fiestas!
23 octubre, 2019
por León Villegas
La Tate Modern de Londres presenta, de julio de 2019 a enero de 2020, la más reciente exposición del artista danés Olafur Eliasson (Copenhague, 1967), In Real Life. La muestra, curada por Mark Godfrey, reúne más de 40 piezas que exploran las inquietudes de Eliasson, desde la geometría, la percepción del arte y la crisis climática, vertidas en un cuerpo de trabajo que está mucho más allá de la plástica convencional. Las piezas son mecanismos inmersivos que invitan a que el usuario sea más que un espectador y se convierta en un participante activo del arte. En este sentido, la materialidad o virtualidad de las piezas no es más que un vehículo para la percepción, el arte no sucede por sí mismo. Lo objetual no es lo protagónico sino lo personal y lo colectivo que sucede a su alrededor.
La exposición inicia con model room (2003), una pieza que confina en una vitrina los ejercicios de geometría realizados en colaboración con el arquitecto Einer Thorstein. Poliedros, icosaedros, superficies de traslación, geodésicas fullerianas y fractales, saturan la vitrina como peces en un tanque vacío. Pasado ese punto, la exposición se abre al recorrido libre (existe uno sugerido) desde una sala que muestra el trabajo temprano de Eliasson. Window projector (1990), Wave Machines (1995), Mose wall (1994) o Regenfester (1999), son piezas que revelan abiertamente sus mecanismos de producción, tan elementales y contundentes como los fenómenos que representan. Beauty (1993) es una pieza que ilustra a profundidad esta aproximación al arte valiéndose únicamente del goce estético de contemplar el espectro visible de la luz, descubierto al rocío del agua dentro de un espacio con una atmósfera casi inmaterial. Un arcoíris personal y universal. Continúa con una experiencia igualmente potente y de gran dimensión en Din Blinde passager (2010) un túnel de 39 metros de largo recorrido en un par de minutos, una habitación saturada de densa niebla de vapor de agua y polioles endulzantes que suspende la visibilidad de cualquier objeto o persona a 1.5 metros de distancia. Transitar ese espacio es estar inmerso en una vaporosa ceguera blanca que va cambiando de color mediante el uso de iluminación e induce una sensación de infinitud.
Su fascinación por el fenómeno de la luz, ya visible desde Beauty, explora múltiples materiales y tecnologías. Juegos de reflejos y proyecciones en Eine Beschreibung einer Reflexion (1995) y Your uncertain shadow (colour) (2010); destellos violentos de luz que iluminan la materia fragmentada del agua en Big Bang Fountain (2014) y; pantallas caleidoscópicas que proyectan patrones coloridos en In real life (2019) son parte de estas exploraciones. Continúan ejercicios de caleidoscopía: Your spiral view (2002) y Your Planetary Window (2019), destacando en especial el trompe l’oeil de How do we live together? (2019), la ilusión de un anillo monumental que traspasa las dimensiones de su habitación a través de su reflejo en un espejo cenital. Un ejercicio similar al del exitoso The weather project (2003) presentado en la misma Tate, en el que expresó sus preocupaciones por la crisis climática.
El trabajo de Eliasson indaga sobre la percepción de la realidad objetiva y no trata nunca de alejarse del mundo que habitamos materialmente, al contrario, lo disecta y exhibe. Intenta establecer un lugar común con el que los humanos nos podamos relacionar y lo encuentra en la naturaleza y sus fenómenos. La cercanía a la naturaleza cruda en la Islandia de su padre le influyó profundamente y le hizo consciente de la emergencia del cambio climático. Trabajos como The glacier series (1999), Melting ice on Gunnar’s land (2008) son descripciones explícitas del deshielo de los glaciares del ártico, situación que exhibió literalmente en Ice Watch (2014) una instalación en el espacio público hecha de fragmentos de hielo polar realizada en Copenhague, Londres y especialmente en París, durante la Conferencia del Cambio Climático COP21 de la ONU, a manera de protesta, presentando evidencia material de la emergencia para provocar y despertar conciencia.
Eliasson es un artista que apela a la colectividad tanto para la percepción como para la realización del arte. En la sala final de la exposición presenta The Expanded Studio donde revela su proceso de trabajo en cercana colaboración tanto con su equipo de trabajo como con colaboradores externos: investigadores y artesanos, a través de un panel de trabajo que replica al de su estudio y presenta interrogantes acerca del arte y sus procesos, como el reconocimiento de la huella de carbono en sus obras arte. Es especialmente notable la intersección de su trabajo con la arquitectura, la colaboración con arquitectos como Henning Larsen para la realización del puente Cirkelbroen (2015) en Copenhague y con el arquitecto Sebastián Behmann con quien inició el estudio de arquitectura “Studio Other Spaces” desde donde realiza proyectos que trascienden las instalaciones efímeras integrando el arte al tejido urbano. Sus investigaciones sobre la naturaleza son encausadas para la realización de ingenierías eficientes y novedosas, como las fachada de la sala de conciertos Harpa en Reykjavik (2005-11), en el que la geometría de las formaciones de prismas basálticos generan una marco estructural a través de una piel transparente que optimiza el material y permite el paso de la luz natural. En Fjordenhus (2009-18) Eliasson y Behman exploran el espacio doméstico de una manera orgánica y modular para su sostenibilidad, poniendo atención a todos los detalles que componen una casa, desde el aparejo del ladrillo, al diseño de mobiliario e iluminación.
Olafur Eliasson. In real life es una muestra retrospectiva que no requiere de una narrativa cronológica, su cuerpo conceptual reverbera en todas las instancias y momentos de su obra. La relevancia y vigencia de este artista activo se sustenta en la construcción de una obra que se aleja de subjetividades y especulaciones y se desprende desde la investigación y el conocimiento de la realidad y la verdad objetivas, presentando piezas que son fragmentos de lo que nos conmueve más profundamente: la vida real.
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