Un camino de luz que conduce a una proyección de video puede ser una instalación arquitectónica o un dispositivo teatral en una exposición. Un camino de luz puede ser también, en diferentes condiciones, un dispositivo que puede ayudar a algunas personas a mejorar las condiciones en las que viven.
Miravalle es un barrio de 13.000 personas en las afueras de la Ciudad de México; un lugar al borde de la ciudad, marginal en todas las formas posibles. Pobre y violento. Su violencia no sólo está relacionada con aquella más escuchada en los medios extranjeros cuando se habla de México: no es sólo la violencia relacionada con el tráfico de drogas, sino una más penetrante, sumergida en los hábitos diarios y las circunstancias de sus habitantes. Con familias con ingresos inferiores a 100 dólares al mes por hogar y que tienen necesidad de desplazarse durante más de tres horas diarias para ir desde sus casas a sus espacios de trabajo y regresar, hay otras formas de violencia integrada en la organización espacial de la ciudad—o de su falta—. La comunidad local ha estado trabajando en conjunto con ONGs y arquitectos a fin de buscar formas para mejorar algunas condiciones espaciales que ayuden a atenuar la violencia y fortalecer el sentido de comunidad.
Entre Miravalle y los barrios cercanos hay una tierra baldía, parte del exterior de la ciudad que escapó de la urbanización informal. Un espacio vacío que no podría ser llamado parque. De alguna manera, son los restos de tierra rural o de reserva atrapada entre el desarrollo informal urbano que dividen dos barrios, uno de los cuales es Miravalle. Un vacío que resulta peligroso cruzar, especialmente al atardecer, cuando hay poca luz. Algunos vecinos prefieren no hacerlo y gastar más tiempo y dinero rodeándolo. Otros, para ahorrar, deciden correr el riesgo de un robo ocasional, deseando que no sea algo peor que eso. Un camino iluminado podría ayudar a que los vecinos se sientan más seguros y, con el tiempo, tal vez, transforme el espacio en un parque real. No hay casi ninguna luz a lo largo del camino en la noche; la única manera de iluminar con una solución exitosa es invitando a la comunidad a participar en la construcción de un modo seguro para cruzar. Este camino no es más que un proyecto en la lista de posibles acciones para mejorar las condiciones de la zona en que viven.
El camino iluminado sólo será construido si es exhibido en la Exposición de Arquitectura de la Bienal Internacional de Venecia. Con 300 metros de largo, el presupuesto para todos los postes de luz es más o menos el mismo que se necesita para iluminar 60 metros en Venecia. La idea detrás de la construcción de un camino iluminado en Miravalle es unir esfuerzos con una comunidad lista para pensar y trabajar en la solución de sus propias necesidades y problemas; el camino de Venecia trata de mostrar cómo la arquitectura tiene diferentes efectos cuando los arquitectos se ponen a trabajar desde el frente.
Proyecto: Tatiana Bilbao, Derek Dellekamp, Alejandro Hernández, Rozana Montiel
Equipo de diseño: Gabriela Álvarez, Nuria Benítez, Hortense Blanchard, Alba Cortés, Silvia Mejía, Valentina Sánchez, Antoine Vaxelaire
Diseño de iluminación: Carlos Hano
Foto y video: Onnis Luque
Asistente de fotografía: Daniel Maldonado
Editor de fotografía: Xico Santana
Agradecimientos especiales: Asamblea Comunitaria de Miravalle | Laura Alonso, Rafael Álvarez, Steven Beltrán, Anna Der, Abraham Fonseca, Daniel Jaramillo, María Cristina Sánchez, Mario Pérez, Daniel Rivera, Soledad Rodríguez, Rodrigo Yáñez
Con el apoyo de: Secretaría de Relaciones Exteriores + Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID)
Apoyo en la construcción en Miravalle: The Rolex Institute, Cm2, Corazón Urbano A.C., Flos, Ele-mentia, Cementos Fortaleza, Eternit, Allura, Duralit, Plycen, Mexichem, Lanco