Narciso.
Tu olor.
Y el fondo del río.
Quiero quedarme a tu vera.
Flor del amor.
Narciso.
[…]
(extracto)
Federico García Lorca
En este proyecto se explora la idea del color como material.
En la búsqueda de una conexión, tanto concreta como simbólica, que remitiese sutilmente a la relación entre México y España, nos deparamos con el color rojo como hilo conductor de la historia común entre ambos países.
La utilización, con diferentes gradaciones de intensidad y con diferentes texturas, de esta familia tonal nos conecta con muchos arquetipos ibéricos y nos transporta tanto al pasado prehispánico como al muralismo mexicano del siglo XX, movimiento artístico al que tantos expatriados republicanos se adherirían como metáfora de la crucial acogida de México a los españoles.
Este no-material, eminentemente visual, entra a formar parte del piso en forma de pequeñas piezas de mármol violeta, de los paneles de 3 cm de espesor de concreto prefabricado con agregado de tezontle que visten las paredes, y del mobiliario tapizado de burdeos del banco en L, que recorre gran parte de la fachada a la calle.
Los mismos colores aparecen en la barra en forma de L, en los taburetes de metal del bar y la herrería de las ventanas.
Las dos L mencionadas, la barra y la banca, organizan el espacio y los flujos de operaciones y público en el restaurante que, a su vez, se conecta con el área de bar. La nueva atmósfera rojiza impregna sutilmente el exterior a través de contraventanas metálicas que dan a la nueva fachada blanca. Y, finalmente, al entrar a los baños, todo se vuelve azul.