La biblioteca pública de Córdoba posee una ubicación privilegiada. Se extiende sobre un gran parque urbano donde la bordea una avenida producto del soterramiento de las vías de un ferrocarril. El edificio se sitúa en continuidad con un jardín permeable, con vista hacia los grandes árboles y en su cara opuesta cuenta con una fachada-celosía continua mirando hacia la ciudad. Esta celosía tridimensional de aluminio tamiza y unifica sus vistas y luces dando una imagen serena y abstracta hacia la avenida. La planta de forma trapezoidal se origina sobre el trazado histórico de los Jardines de la Agricultura, del SXVII. Respetando el arbolado existente y escalonando su altura desde la vía de tráfico hacia el parque; hacia donde presenta un carácter de pabellón aligerado por un balcón voladizo; prolonga los espacios de lectura hacia el jardín entre las copas de los árboles e introduce así la visión del paisaje verde en su interior.
El espacio se ordena en continuidad bajo una cubierta plegada con profundos lucernarios que tamizan la luz. La diferencia de niveles del terreno entre la avenida y el jardín se utiliza a favor del programa situando en desnivel el espacio infantil, siendo de esta manera visible desde la parte superior donde se encuentra el acceso. Lo termina de concluir la proyección de un muro califal del SX que articula el interior y la salida directa a una grada tallada en el jardín a la que es posible salir para leer.
La planta de acceso contiene la sala de estudio, la sala de multiusos y la hemeroteca. La sala principal de lectura ocupa el primer nivel con vista hacia el parque, teniendo en cuenta su orientación sur, es sombreada por el profundo balcón lineal. El amplio espacio de lectura es de fácil comprensión para el lector ya que encuentra las distintas áreas en un interior diáfano bajo los tragaluces geométricos y con la presencia permanente del parque.
La biblioteca es casi invisible entre los árboles que son los verdaderos protagonistas del proyecto.