París es muchas historias. Sus calles han sido escenario de miles de historias. Desde los relatos de Victor Hugo al mundo de olores de Patrick Süskind, ha sido reescrita una y otra vez y paseantes como Walter Benjamin o Charles Baudelaire elogiaron su vida urbana. París es, sin duda, una de las ciudades de occidente donde con mayor intensidad se han vivido los cambios políticos. En sus calles se han organizado distintas revoluciones, desde sociales –la Revolución francesa, la Comuna de París o el Mayo del 68– hasta arquitectónicas.
París pasó de ser una villa sucia y maloliente –citamos de nuevo a Süskind– a una ciudad imperial a golpe de construcción y demolición. De Haussman a Eiffel, París se reinventa como urbe monumental, resistiéndose, sin embargo, a lo vertical. Ni Le Corbusier, que la imagino como una ciudad de rascacielos dentro de un jardín, pudo cambiar esta tendencia. Y es que la capital francesa no es una ciudad alta. Existen excepciones: La hipervisitada Torre Eiffel; La Défense, al este, suficientemente lejos de la zona turística; y la malograda Torre Montparnasse. Un caso, este último, cargado de tal polémica que para muchos sería mejor derribarlo.
Ideada y proyectada por el arquitecto Roger Saubot y finalizada en 1973, la Torre Montparnasse es para muchos un decepcionante gigante al que preferirían no mirar. Su silueta destaca y afecta a la imagen ideal de París. Tal fue el impacto que el centro urbano ha negado, desde entonces, la posibilidad de construir cualquier otro edificio en altura. Al menos hasta que llegaron los arquitectos suizos Herzog y de Meuron. Ellos, en 2008, plantearon un reto: construir un edificio tan alto que afectara al skyline de la ciudad.
Su propuesta consistía en una pirámide de cristal. Un enorme edificio conformado por multitud de cajas apiladas unas sobre otras. La polémica no tardo en llegar y el proyecto se detuvo por desavenencias políticas y porque conllevaba modificar el plan urbanístico de la ciudad. Pero esta semana, y tras la aprobación por parte de los concejales de la ciudad, la Tour Triangle (nombre oficial del proyecto) podrá iniciar su construcción en el barrio de la Puerta de Versalles, en el distrito 15 de la ciudad.
Con un programa múltiple –que contiene un hotel de 120 habitaciones, espacios de oficina e instalaciones culturales– el rascacielos ya ha recibido la desconfianza de los vecinos y el apoyo de la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo. El futuro dirá si funciona o no y como las nuevas regulaciones urbanas para construir en altura acaban por afectar a la imagen idílica de la ciudad de la luz.
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