Una casa de 50m2 encima del acantilado de la cala de Banyalbufar y un área de viñedos son las premisas del encargo. El proyecto requería utilizar estrategias para aprovechar el espacio al máximo y ofrecer amplitud a la vivienda: crear espacios de almacenamiento debajo de las ventanas, diseñar puertas corredizas para optimizar los pasos, inventar mecanismos escondidos y abatibles, e integrar almacenamiento en cada rincón de la casa.
La intervención se reduce al diseño de una única pieza de mobiliario que organiza el espacio cerrando en T, dividiendo en tres ámbitos la construcción principal, de mayor a menor, el salón-comedor, el dormitorio principal y el baño.
El mueble alberga todo el equipamiento que la casa requiere. Las ventanas y la puerta de acceso encuadran las vistas al mar. Bajo las ventanas se habilitaron todo tipo de dispositivos auxiliares, bancos, alacenas, incluso un pequeño estudio de trabajo. En verano, al permanecer siempre abierta, la puerta desaparece y extiende la casa más allá de los cuatro muros de la casa
Una vez fuera, una pérgola permite resguardarse del sol en verano, y extender los usos del interior al exterior, organizados alrededor de una cocina exterior, un banco y una mesa para cenas numerosas, y dos niveles de terrazas que se organizan alrededor de los dos olivos existentes y las vistas predominantes del mar.