Esta es una historia que comenzó en las montañas suizas como eco de los deseos del novelista suizo Charles-Ferdinand Ramuz. De esta trama nació Antoine, una peculiar criatura arquitectónica que acoge desde 2014 a numerosos habitantes nómadas y aficionados a la naturaleza, ofreciéndoles refugio dentro de la figura del peñasco. La historia continúa, convirtiéndose en una serie corta con la aparición de un nuevo miembro, Therèse, pero en 2022.
El novelista Ramuz dio vida ficticia a los tres personajes. En su existencia literaria, se vieron inmersos en un momento histórico y trágico para las montañas suizas que ocurrió realmente en 1714, en el pueblo de Derborence, cuando un gran desprendimiento de rocas de la cordillera de Diablerets mató a 15 personas y a cientos de animales. El marido, la mujer y el tío inventados por el autor habitaron, desde el principio, el espacio de la novela y ocuparon la imaginación de muchos lectores. Además, con el paso de los años, se han erigido en hitos culturales de esa región de Suiza: la novela forma parte de una cultura de montaña regional e histórica.
Con la implicación de la MESA en estas complejas historias, se añade otra capa. Los cuerpos de los personajes de la novela vuelven a metamorfosearse, en este caso desde el mundo de la ficción, para convertirse en realidades físicas con formas no humanas. Se transforman en rocas, cuerpos abrazadores que encierran a habitantes de carne y hueso en su arquitectura interior de madera.
Thérèse surge de este linaje, continuando una historia de múltiples capas que comenzó con Antoine y amplía su alcance territorial, con el rasgo común de que ambos pertenecen a ambientes artísticos. El contexto de acogida de Thérèse es un pedazo de tierra donde la comunidad artística de las “Bermudas* se ha asentado y ha desarrollado sus actividades artísticas y medioambientales. Antoine se instaló en el Parque de Esculturas 3D (Verbier), en los Alpes suizos.
Therèse fue pensada y construida en la misma línea que Antoine, creando dependencias interconectadas de arte y otras comunidades. Ella forma parte de un territorio constituido por redes de influencias y afinidades interconectadas sobre las que de entender el territorio que ocupamos, pero también de una serie de co-habitaciones relacionales. La cohabitación es aquí política, ya que los dos refugios no están cerca de rutas o agendas comerciales o especulativas. Ofrecen un lugar al margen de cualquier consideración financiera o económica, asumiendo su modestia.