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Situado en la ciudad de Morelia, Michoacán en La Loma, la construcción original del proyecto data de mediados del siglo pasado, con ya remodelaciones e intervenciones previas desde los años 90‘s. El proyecto integra tres propiedades, las cuales dos de ellas ya se conectaban por medio de un patio central con una gran variedad de vegetación y materialidad, manteniendo un estilo colonial.
La primer aproximación e idea que se concibe para el restaurante, es la de generar una relación y conexión tanto espacial como visual de las tres propiedades, haciendo de este patio el eje y punto de partida.
Se crean al interior y exterior espacios casi monocromáticos para evitar la variedad de materiales y texturas que distraían al usuario y que además alejaba al patio y vegetación de ser los principales protagonistas.
La gama de colores se inspira de las tonalidades de la artesanía de alfarería vidriada de la región, el verde, azul y amarillo.
Santomate busca ser una experiencia la cual el usuario vaya experimentando y descubriendo poco a poco al recorrer el lugar.
Al entrar a Santomate por la estrecha puerta de la calle Patzimba, el recibidor verde obscuro es un pequeño guiño de lo que te espera allá adentro.
En el bar, una barra curva de azulejo artesanal verde acompañada de una contrabarra en cobre es el primer remate visual, la iluminación cálida del espacio acentúa las vigas de madera existentes.
Desde el bar ya se alcanza a ver el gran patio central el cuál se baña de verde para mimetizarse con el follaje del gran árbol que se erige al centro, siendo este espacio una gran terraza/comedor.
Santomate, acogerá también a sus comensales en salones de color azúl, el principal de ellos cuenta con una gran chimenea que recubre todo un muro en madera y el muro contrario a éste se viste con más de cincuenta piñas de alfarería vidriada, artesanías de San José de Gracia, Michoacán.
Los baños se diseñaron con el mismo detalle y atención, estos hacen una transición del verde al amarillo, siendo estos previamente espacios muy estrechos y monótonos, se rompe con esto último levantando dos muros de azulejo amarillo al centro de cada baño para lograr esta transición y vestibulación. El amarillo busca darle luminosidad y dinamismo en conjunto con los lavabos de cobre elaborados en Santa Clara del Cobre, Michoacán.
El principal objetivo de este proyecto es el de crear un ambiente acogedor y realzar la mano de obra y artesanía mexicana, incluyendo estos en cada espacio del lugar.