El restaurante Le Nino está en la planta baja de un antiguo edificio en el centro histórico de Toulouse, en una zona caracterizada por calles estrechas y una combinación de edificios medievales y grandes residencias.

Un elemento del resumen, relacionado con la creación de una terraza los llevó a considerar los límites. En consecuencia, el proyecto se caracteriza por la transición entre espacios internos y externos y entre espacios públicos y privados. Esta transición tiene como objetivo crear un entorno urbano activo.

Las ventanas que sobresalen en la fachada son parte de esta idea y cuándo están cerradas se alinean con el resto de la calle, interpretando una nueva versión de los paneles de madera de las fachadas vecinas de la planta baja.

En el interior, revelar y mejorar lo que ya estaba allí forma la base de este proyecto limitado y delimitado, con una superficie continua para definir el espacio en el que se instalan los muebles. El uso de un solo material, baldosas cerámicas negras mate, para pisos y paredes, refuerza la unidad y caracteriza el lugar. La consideración cuidadosa del diseño de mosaico y la superficie resultante y su continuidad de líneas contribuye a la definición de los espacios, al tiempo que agrega otra dimensión a las superficies.