El estudio francés Amelia Tavella Architectes renovó y amplió un convento del siglo XV en la isla de Córcega, con la adición de un volumen de cobre perforado. Construido en 1480, el convento de Saint-François, parcialmente en ruinas, está situado en una colina desde la que se domina un pueblo y un paisaje montañoso.
Antes de la renovación estaba inactivo y se tuvo que reconstruir sin separarse de los vestigios del pasado. De espaldas al cementerio, el convento domina el pueblo que vigila. La naturaleza había crecido dentro del edificio, la cual, fue transformada en armadura vegetal que lo protege de la erosión y el derrumbe.
El cobre del nuevo edificio permite un gesto de porosidad que no contrasta, sino que complementa la identidad histórica y mediterránea del sitio.