🎄📚Las compras realizadas a partir del 19 de diciembre serán enviadas a despues de la segunda semana de enero de 2025. 🎅📖
¡Felices fiestas!
La vivienda está ubicada en el lugar de Miraflores, Muros, un pequeño núcleo rural de carácter tradicional, formado por un conjunto de viviendas de piedra y un elevado número de hórreos que en su día albergaban, secaban y curaban las plantaciones de maíz. La vivienda se sitúa en una parcela con fuerte pendiente, originalmente se componía de dos volúmenes adosados, que responden al esquema tradicional de vivienda gallega en donde los espacios principales eran las cuadras y la cocina: con el horno y la fresquera en piedra, pero con el paso del tiempo se añade un tercer volumen y se realizan una serie de modificaciones que desvirtúan su carácter. Los tres volúmenes se adaptan a la pendiente, se protegen de los vientos y casi se cierran a las imponentes vistas de la ría de Muros, dando lugar a un interior seccionado, de espacios reducidos y oscuros.
La propuesta parte del entendimiento del lugar: la escala del núcleo rural, las preexistencias de la vivienda, la materialidad de la piedra, las vistas a 180º de la ría o el soleamiento son los parámetros que se han tenido en cuenta a la hora de plantear la actuación. La idea de proyecto busca resaltar su identidad: dignificando lo preexistente y creando un espacio interior fluido bañado por la luz y dirigido a las vistas.
Las decisiones que persiguen la realización de la idea pasan por mantener los volúmenes de piedra originales en su forma, sustituir el tercer volumen añadido, debido a su escaso interés, por un nuevo volumen de concreto, con el fin de completar el conjunto edificado. Las fachadas en piedra mantienen sus huecos originales, mientras que en el nuevo volumen surgen los grandes ventanales que se abren a las vistas de la ría, con posiciones orientadas que reflejan el uso en su interior y dialogan con lo existente. La intervención apuesta por un uso sincero de los materiales, limitando a mantener la piedra, la introducción del concreto aparente y el zinc, que unifica las cubiertas. Otra de las decisiones pasa por la creación de tres lucernarios de distintas dimensiones que bañan el espacio del comedor, el espacio de ducha y el antiguo espacio de las cuadras, consiguiendo que la luz bañe los muros de piedra interiores.
El interior se plantea como un espacio fluido en el que a modo de recorrido se transita por las distintas alturas y estancias de la vivienda disfrutando del carácter singular de cada uno de sus espacios. Jugando con la escala, las conexiones visuales y la luz se consigue crear un sistema espacial continuo que vertebra la experiencia espacial de la vivienda. La madera, pino gallego, como único material que unifica todo el interior proporciona la calidez y refuerza la idea de la nueva vivienda: el hogar.