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Obras

Recinto fabril Aigües de Vilajuïga

Recinto fabril Aigües de Vilajuïga

Nombre del proyecto

  • Recinto fabril Aigües de Vilajuïga

Arquitectos

  • Luis Twose + Two-Bo

Página web

  • two-bo.com

Colaboradores

  • Anna Sala, Raquel Vicente, Ourania Chamilaki

Cálculo de estructuras

  • Bernuz-Fernadez

Superficie

  • 5,590 m2

Ubicación

  • Vilajuïga, Girona, España

Fotografía

  • José Hevia

Fecha

  • 2019

 

El complejo de “Aigües de Vilajuïga” no puede entenderse sin la presencia del agua que fluye bajo tierra. Un acuífero de agua carbonatada que desde 1904 nunca ha dejado de manar. Los Pozos y las construcciones que puntúan el terreno son el reflejo de este mundo subterráneo. 

¿Cómo hacer evidente algo que ocurre bajo tierra?

El encargo preveía la puesta a punto de las instalaciones de la fábrica, los pozos, y los almacenes, así como la adición de nuevos usos: aulas de formación, espacios expositivos y oficinas. 

En la superficie preferimos no construir de más para preservar la atmósfera del lugar. Valorar lo que el tiempo había ido olvidando y quizás por ello había permanecido: Una antigua masía de 1800, unas pequeñas cuadras, un edificio modernista… Limpiamos, ordenamos, descubrimos y nos enamoramos de cada detalle.

Bajo tierra actuamos de forma distinta.  Quisimos acercarnos al agua, sentir la experiencia de entrar en la profundidad del terreno, descender, descubrir el agua en su medio, hacer literalmente visible lo invisible.

En medio del jardín, escondida detrás de un muro de cipreses, se encontraba una gran balsa circular que se hundía más de 6 metros en el terreno. Una oportunidad para descender y acercarse al agua. 

Excavamos alrededor de la balsa hasta dejar visto el muro curvo, viendo el lado que antes permanecía oculto en la tierra. Un nuevo paso, a través de este muro, permite entrar al interior de la balsa, donde ahora, los reflejos del agua vuelven a inundar el depósito de ladrillo como en un recuerdo.

El resto fue cubrir el jardín de nuevo, como si nada hubiera pasado, y hacer llegar la luz y las personas al interior mediante lucernarios y rampas. La luz cae vertical, mientras que las personas descienden casi en horizontal tomándose el tiempo necesario para pasar de la luz a la penumbra, del exterior al interior.

En la superficie solo aparece un estanque circular y la rampa que lo bordea.

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