A medida que la población mundial y la gravedad de la crisis climática continúan creciendo, tenemos el desafío de pensar cómo construir de manera responsable, creando espacios de alta calidad para las personas al tiempo que reduciendo nuestra huella ambiental. Powerhouse Brattørkaia tiene como objetivo establecer un nuevo estándar para la construcción de los edificios del mañana: uno que produzca más energía de la que consume durante su vida útil, incluida la construcción y la demolición. Powerhouse Brattørkaia se encuentra en Trondheim, Noruega, 63 ° al norte del ecuador de la Tierra, donde la luz solar varía mucho entre las estaciones.
El edificio de oficinas de 18,000 metros cuadrados está situado junto al puerto y se conecta a la estación central de Trondheim a través de un puente peatonal en la parte trasera. La fachada frente al mar es la cara más delgada del edificio, lo que permite que el proyecto se lea a una escala similar a sus vecinos. Revestida con aluminio negro y paneles solares, la fachada se refleja en el fiordo adyacente de Trondheim.
En promedio, Powerhouse Brattørkaia produce más del doble de la electricidad que consume diariamente y suministrará energía renovable para sí y para edificios vecinos. El objetivo del proyecto es triple: maximizar la cantidad de energía limpia producida por el edificio, minimizar la energía requerida para ejecutarlo y servir como un espacio agradable para sus inquilinos y el público en general. El sitio del edificio ha sido cuidadosamente elegido para garantizar la máxima exposición al sol durante todo el día y las estaciones.
Su techo torcido y pentagonal y la parte superior de la fachada están revestidos con casi 3,000 metros cuadrados de paneles solares, ubicados estratégicamente para aprovechar la mayor cantidad de energía solar posible.
Durante un año, esto equivale a un total de aproximadamente 500,000 kWh con energía limpia y renovable. En efecto, el edificio funciona doblemente como una pequeña planta de energía en el centro de la ciudad. Se ha incorporado un amplio espacio para el almacenamiento de energía, lo que le permite almacenar el excedente en los meses de verano —de luz diurna casi total— para luego usarla en los meses de invierno cuando la luz del día es mínima. El edificio es extremadamente eficiente en cuanto a gasto de energía, aprovechando una serie de tecnologías para reducir radicalmente su uso para las operaciones diarias.