El parking, en primera instancia, cumple una función específica: disponer la mayor cantidad de vehículos en la menor cantidad de metros cuadrados, de la forma más rápida y eficiente posible. Sin embargo, este proyecto busca proponer una nueva experiencia de parking a través del sobredimensionado de las exigencias del programa. La arquitectura es entonces resultado de un proceso de proyecto ecuánime que pondera la optimización de recursos con la búsqueda de espacios más generosos que los habituales.
Su estructura de piezas prefabricadas de acero se monta de acuerdo a una retícula modular definida por los anchos de plaza y de maniobra. Cuatro plantas idénticas se organizan de acuerdo a un esquema circulatorio sencillo de una calle y una rampa paralelas que permite una lectura instantánea del espacio y de las plazas disponibles. El núcleo de servicios se compacta al mínimo liberando espacio de uso. La planta baja admite la transformación de los espacios de garaje en locales comerciales, con las previsiones de instalaciones correspondientes.
El orden diagramático y la sencillez constructiva devienen en un prisma abstracto de fachada homogénea y translúcida. Un objeto compacto y regular que encuentra en el contraste con la geometría irregular del predio en que se implanta una oportunidad de construir nuevo espacio público para la ciudad.