El Pabellón Tess adopta estrategias de eficiencia térmica pasiva y desolidarización estructural. La cubierta plana fue concebida como una losa en voladizo autónoma, separada de los volúmenes principales, lo que permite una ventilación continua y una sombra permanente. Las aberturas se ubicaron estratégicamente para optimizar la ganancia solar en invierno y mitigar la incidencia directa en verano, reduciendo el consumo energético y mejorando el confort térmico.
La estructura rítmica de metal, compuesta por esbeltas columnas y elementos de tensión, se inspira en la imagen de un arpa, funcionando como matriz organizadora del espacio. La estructura permanece expuesta, sin recubrimientos, comunicando con claridad la lógica constructiva del edificio mediante una economía formal. La cubierta extendida, con voladizos expresivos, genera zonas de transición sombreadas entre interior y exterior. La disposición espacial de los volúmenes bajo la cubierta fue influenciada por composiciones del Suprematismo ruso, enfatizando la yuxtaposición de formas geométricas primarias en distintas orientaciones y tensiones visuales. Esta influencia guía la fragmentación de los volúmenes bajo una retícula ortogonal abierta, otorgando al conjunto una lectura abstracta y dinámica. La espacialidad resultante permite múltiples percepciones del edificio a medida que se recorre.
Ubicado en el barrio de Brooklin Novo, de carácter predominantemente residencial, el pabellón adopta una disposición horizontal que respeta el contexto de baja altura circundante. La ocupación evita volúmenes pesados y prioriza la permeabilidad visual, creando una presencia arquitectónica discreta y acogedora. El proyecto plantea una lectura de ligereza y silencio formal, integrándose de manera natural en el tejido urbano. Aunque inicialmente concebido como espacio comercial, el edificio también fue diseñado para albergar exposiciones culturales rotativas, funcionando como una infraestructura urbana de uso mixto.
La arquitectura propone un espacio accesible para la comunidad, articulando funciones públicas y privadas sin jerarquías formales. El pabellón actúa como activador del espacio urbano, con el potencial de acoger arte, comercio e interacción social.