El agua delimita ciudades y separa continentes, a partir de ella, nacen civilizaciones y es capaz de hacerlas desaparecer.
El agua es siempre un factor fundamental que ha definido desde nuestra manera de alimentarnos hasta la manera en la que vivimos la ciudad, ideando un lenguaje plástico y eligiendo materiales constructivos para protegernos de ella.
Analizando esto, el proyecto urbano del Ecoducto —la recuperación del espacio sobre un río entubado— en la Ciudad de México, se define con base en su interacción con las redes de agua y las captaciones naturales.
Es a partir de este proyecto urbano, que el Pabellón del Agua surge mediante una convocatoria pública en 2018 para diseñar el espacio.
Así, el proyecto ganador propone utilizar el agua como elemento transformador: obviar la reacción natural de oxidación con el acero, que agregado al factor tiempo, la fórmula de diseño, hará del pabellón una experiencia colectiva para observar cómo éste se va transformando en colores y texturas según la estación del año.
La oxidación del pabellón será lo que las flores para el Ecoducto; el triunfo irrefutable de la naturaleza sobre las tectónicas.
Su programa arquitectónico se encuentra contenido en un bloque central donde se ubican el aula para talleres, el sanitario y la bodega.
Mientras que, la envolvente da esencia al pabellón soportado por pilotes perimetrales que, a su vez, contiene ilimitadas posibilidades de realizar actividades y disfrutar el espacio en sí mismo, sin perder la conexión hacia el entorno urbano.
Tres planos girados hacia el cielo sobre su vértice más corto permiten que el objeto tectónico sutilmente toque el sitio y defina virtualmente los espacios en él, así como la relación contorno/vacío y los límites de interior/exterior.
El volumen se forma del límite del predio que emerge desde un punto para provocar un espacio público al que se accede por el área de exposiciones.
La propuesta proyecta virtualmente el espacio contenido en el sitio que enmarca la traza urbana y respeta el flujo colectivo, así como el paisaje urbano a través de paneles elevados que definen la relación contorno/vacío y los límites de interior/exterior.
Un espacio recuperado para transformase en uno público, para conectarse con el proyecto urbano del Ecoducto, para ser habitable por la ciudadanía.