El Cañón Dorado es un paisaje agreste y romántico en el valle rocoso del río Sázava, entre Kamenný Přívoz y Pikovice, dominado por la colina Medník. Es un territorio emblemático, cuna del movimiento tramping en la República Checa. Hoy en día, las rocas son escenario de escaladores, en verano el río se llena de navegantes y las veredas talladas en las laderas reciben a senderistas.
El proyecto partió de una premisa clara: construir una plataforma de observación de 4×4 metros. Su ubicación en un terreno tan complejo supuso un reto tanto de diseño como de ejecución. La solución más efectiva fue posicionar la estructura al borde del afloramiento rocoso, anclándola en la roca firme. Además, se diseñó una escalera de acceso y la adecuación del muro de contención en el jardín, además de reabrir el sendero desde la carretera local.
La intervención debía respetar al máximo el entorno: sin alterar el terreno, sin talar árboles y con un método constructivo eficiente, dadas las condiciones de acceso limitadas.
El mirador se adapta al relieve y se acomoda entre los árboles existentes. Un barandal sólido brinda seguridad e intimidad, mientras que la escalera guía progresivamente la vista hasta la apertura final de la plataforma. Un marco de madera equilibra la composición visual, enmarcando el paisaje sin imponerse. El revestimiento de paneles de alerce permite que la estructura se mimetice con su entorno, integrándose con la naturaleza del Cañón Dorado.
El terreno rocoso donde se ubica el mirador era antiguamente accesible a través de un sendero forestal que descendía desde la carretera. Sin embargo, con el paso del tiempo, los alrededores fueron acumulando residuos de las cabañas cercanas y una valla bloqueó el acceso, volviéndolo prácticamente inaccesible. En la cima de la pendiente, cerca del mirador, se encuentra una casa familiar construida a inicios del siglo XX. Su jardín se extiende sin barreras hacia el promontorio, fusionándose con el paisaje. El propietario de la casa, con quien el equipo de diseño ya había trabajado en modificaciones previas, buscaba recuperar el acceso a este punto de observación privilegiado del valle, un espacio para contemplar la naturaleza en estado puro.
El cliente asumió la limpieza y estabilización del terreno, y en conjunto se exploraron las mejores maneras de hacer accesible y seguro el lugar, donde una caída superaba los 30 metros de profundidad.