En Viena se construyeron 50 apartamentos empresariales y 6 oficinas en un nuevo edificio situado en un terreno vacío. La primera fase se centró en los trabajos de apoyo para la necesaria reedificación. En fases posteriores, se consiguieron unas condiciones óptimas de luz orientando todos los departamentos hacia el sureste. La contaminación acústica se redujo con la misma medida, ya que la orientación hacia una calle lateral más tranquila actuó como amortiguador natural del sonido.
Estos microdepartamentos asequibles, que responden al deseo del cliente de disponer de espacios de vida temporales y modernos, ofrecen la máxima amplitud y comodidad. A cada apartamento se accede por una arcada y una escalera exterior y dispone de balcón. La planta compacta consta de un generoso pasillo principal, una zona de dormitorios, instalaciones sanitarias y una sala de estar con un mirador en el tejado a dos aguas y un balcón. El resultado es un espacio habitable luminoso y generoso que satisface las necesidades dinámicas de los futuros residentes.
La fachada del edificio está formada por Schrebergardens (pequeñas comunidades de jardines íntimos) vieneses tradicionales apilados, que expresan un fuerte carácter urbanístico en un barrio caracterizado por un uso predominantemente comercial.