La Experiencia Internacional de Rugby es una nueva institución cultural y experiencia para visitantes en honor al rugby mundial. Situado en el corazón de Limerick en Irlanda. Este ambicioso proyecto pretende revitalizar el centro de la ciudad, complementar las atracciones artísticas y patrimoniales existentes, además de establecer vínculos con el rugby de Munster.
El edificio está situado en O’Connell Street, la principal calle comercial del centro de la ciudad. El edificio está situado en el límite de una zona protegida del barrio georgiano de Limerick. En un emplazamiento urbano reducido, el reto consistía en crear un edificio con capacidad para el uso previsto, pero que se integrara cómodamente en el contexto del Barrio Georgiano. El enfoque del diseño consistió en considerarlo un edificio cívico especial y las propuestas arquitectónicas se desarrollaron mediante la investigación de edificios cívicos históricos situados en paisajes urbanos georgianos, haciendo referencia a la escala de las iglesias y los salones cívicos. Se pretendía crear una catedral del rugby en la “ciudad de las iglesias”, como se le conoce a Limerick.
El edificio de 7 plantas ofrece a los visitantes una experiencia interactiva de vanguardia, una zona comercial en la planta baja y una cafetería en la primera planta junto a un vestíbulo de doble altura, y un espacio flexible para exposiciones, educación y eventos en el sótano. Está coronado por un vestíbulo público en la parte superior que ofrece vistas panorámicas y actúa como faro, visible desde lejos. Un gran pórtico de entrada se dirige a la concurrida calle principal, proporcionando cobijo y creando un espacio público en la parte inferior donde se reúnen los visitantes y los aficionados los días de partido.
Tanto en el interior como en el exterior, las fuerzas estructurales se expresan a través de detalles de ladrillo y concreto para crear un edificio que refleja algunas de las fuerzas que se encuentran en el juego del rugby. La expresión estructural y de ladrillo proporciona un vínculo tangible con la función del edificio y será clave para la experiencia del visitante. Las fachadas adquieren un carácter escultórico mediante la articulación de profundos pilares verticales de ladrillo, entre los que se extienden elementos horizontales de concreto prefabricado que crean una serie de crujías empotradas. Las proporciones de estas crujías complementan el paisaje urbano georgiano circundante, mientras que el equilibrio entre las aberturas y los muros macizos se adapta a las funciones interiores del edificio.