La ciudad de Montreal, una de las joyas urbanas de Canadá, es conocida por su próspera escena cultural y su rico patrimonio arquitectónico. Sin embargo, lo que a menudo pasa desapercibido a los visitantes es la transformación suave, aunque radical, que se está produciendo en los barrios peatonales alejados del centro. En los últimos 20 años, mientras los diseñadores urbanos se afanaban en redefinir la vida en la calle, los arquitectos construían —o remodelaban— numerosos equipamientos públicos, como teatros, instalaciones deportivas y bibliotecas. Un ejemplo sorprendente de este proceso de transformación es la Biblioteca Maisonneuve, ubicada desde 1981 en lo que fue un pequeño pero prestigioso ayuntamiento de la efímera ciudad de Maisonneuve. A medida que la necesidad de actualizar y ampliar las instalaciones se hacía cada vez más acuciante, Montreal convocó un concurso de diseño multidisciplinar en 2017. El equipo ganador fue un consorcio de firmas de Montreal lideradas por EVOQ Architecture y Dan Hanganu Architects (ahora parte de EVOQ).
Inaugurado oficialmente en junio de 2023, el edificio de 1912, cuidadosamente restaurado, con sus ampliaciones acristaladas, ilustra cómo el pasado puede enriquecer el presente, y viceversa. El arquetipo centrado en el libro, que dictó la disposición de las bibliotecas durante la mayor parte del siglo XX, ya no prevalece, pues las bibliotecas recientes han asumido un nuevo papel y a menudo actúan como centros sociales en sus respectivas comunidades. La de Maisonneuve no es una excepción. Su transformación, que le permitió pasar de 1,240 a 3,594 metros cuadrados, le brindó la oportunidad de reinventarse y responder a las necesidades de una sociedad más integradora y en constante evolución.
Una de las decisiones más importantes tomadas por el equipo de arquitectos fue rehabilitar el edificio histórico y devolverle su esplendor original. Se restauraron cuidadosamente las fachadas de piedra y las puertas monumentales, así como las molduras de yeso, los paneles de madera y los suelos de mosaico originales. La escalera de mármol del piano nobile y sus dos imponentes vidrieras fueron reparadas con cuidado. La alineación del nuevo muro cortina y el ritmo de su brise-soleil fueron dictados por la columnata neoclásica del edificio histórico. Un elemento clave del diseño fue la introducción de una “torre” en el ala este. Una clara declaración de la identidad contemporánea de la biblioteca, que contiene un nuevo núcleo de circulación vertical y sirve como entrada principal de la biblioteca. Los usuarios con movilidad reducida pueden entrar con facilidad en el recinto y llegar hasta el ascensor, que les da acceso completo a cada planta, así como a una pequeña terraza en la azotea. Los escalones exteriores de piedra ya no cumplen su función inicial, salvo en raras ocasiones como actos ceremoniales. Sirven sobre todo de asientos exteriores para usuarios y transeúntes.
La zona de recepción, directamente accesible desde la calle, actúa como dispositivo de orientación para los distintos públicos de la biblioteca. Los niños pequeños son conducidos hacia abajo, hacia una sucesión de espacios lúdicos, mientras que los adolescentes se dirigen hacia arriba, al segundo nivel, donde les esperan diversos servicios creativos, como un medialab, un estudio de animación y una pequeña sala de videojuegos. Las dos plantas superiores del antiguo ayuntamiento, así como la última planta del ala oeste, están destinadas a una clientela que busca zonas de lectura y estudio tranquilas. Una “sala silenciosa”, parcialmente voladiza, se alinea con los balcones tradicionales cercanos, con vistas al bulevar Pie-IX. Al acercarse al ala oeste desde el exterior, llama la atención un curioso conjunto de estanterías abiertas. Este entorno modular habitable se diseñó para responder al deseo de aventura de los niños.