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¡Felices fiestas!
Nueva York se recicla permanentemente. El High Line que convirtió unas vías férreas obsoletas en un parque elevado de diseño, abrió nuevas vistas sobre el Río Hudson y el skyline de la ciudad. Con este parque lineal que conjuga cierta nostalgia postindustrial con el arte contemporáneo, el barrio de Chelsea y el Meatpacking District —antiguo mercado de carne— renacieron, y ahora es donde se encuentran los restaurantes y hoteles más glamourosos de la ciudad y las galerias de arte más propositivas. En este contexto efervescente y melancólico, entre los mejores espacios para el arte, ruinas posindustriales y railes, crecen de nuevo hierbas y matojos silvestres y es la atracción diaria de miles de neoyorkinos fascinados con su nuevo balcón urbano.
Como un ciudadano más a un lado del High Line se erige el primer hotel mexicano de Manhattan. El Hotel Americano refleja las galerías de arte que circundan la zona, así como los dos kilómetros de parque elevado que injerta la naturaleza en la metrópolis. Se trata de un edificio de 10 niveles y 56 habitaciones, proyectado por Enrique Norten. Una fachada de malla metálica se impone al contexto anodino de Chelsea, confiriendo cierta ambigüedad formal que sorprende y dificulta la lectura inmediata. Este recurso ya utilizado por Norten en el Edificio Américas de Guadalajara, encuentra en Nueva York la proporción idónea entre opacidad y transparencia, capaz de garantizar una cierta protección solar a las habitaciones para convertirse en una atractiva pantalla cromática en la noche. El nuevo hotel es la primera aventura fuera de México del Grupo Habita, que han destacado con éxito por los diseños de hoteles boutique de autor, diseñados todos ellos por reconocidos arquitectos mexicanos.
En el hotel Americano de Nueva York también se ha hecho el mejor esfuerzo tanto en las habitaciones como en los servicios y amenidades que van desde un bistro francés hasta dos bares subterráneos, además de una alberca en la azotea, baño termal y una sala de estar, arropados con todo lujo de detalles: iPads y mezcal de la casa, boutique virtual y habitaciones con chimenea y jacuzzi. Pero sin duda, su mejor acierto es la ubicación, prácticamente sobre el nuevo tramo del High Line, y su terraza que enmarca las mejores panorámicas de los rascacielos de la ciudad.