FRPO, estudio internacional de arquitectura con sede en Madrid, son los autores de Estación San José, la nueva infraestructura de uso mixto de la ciudad de Toluca de Lerdo, la capital del Estado de México. Ubicada en el extremo norte de la avenida Juárez, que une el distrito histórico con el área de la Universidad, la construcción surge como una oportunidad para concentrar la actividad dispersa alrededor de esta zona y crear un nuevo polo cultural y económico tanto a nivel local como metropolitano.
El diseño de este equipamiento, que actuará como un condensador social que revitalizará el centro de una de las ciudades de la región más poblada del país, surge de los condicionantes –alta densidad edificatoria– y de las posibilidades –localización privilegiada y oportunidad de dialogar con el patrimonio– que ofrece el entorno en el que se ubica, así como de los múltiples y aparentemente incompatibles requerimientos programáticos del nuevo espacio. Por todo ello, la solución adoptada ha consistido en organizar una estructura que permite la repetición y superposición de planos, multiplicando así la superficie a nivel de calle y dando cabida a múltiples actividades: estacionamiento, oficinas, espacios de co-working, espacios culturales y áreas comerciales, todas ellas coronadas por un jardín público en la azotea que ofrece vistas privilegiadas a los edificios históricos del área y al imponente volcán Nevado de Toluca.
La intervención se concreta en una superestructura de hormigón visto con una geometría limpia que se relaciona con el entorno urbano, elevándose y proporcionando vistas, tanto próximas como lejanas. El marco estructural básico, dispuesto como un campo de pilares que soportan una doble familia de vigas delgadas, da carácter y unifica el conjunto. De una parte, sobre las vigas se pliegan losas continuas para crear la zona de aparcamiento y, de otra, éstas se perforan con el objetivo de generar relaciones diagonales y espacios verticales que enriquecen el resto de los programas. Además, todo ello se cubre con una delicada carcasa de metal ligero que envuelve el volumen resultante, dejando huecos abiertos a las vistas más apreciadas: la Catedral, el Cosmovitral –jardín botánico– y las montañas al suroeste.